Los ocelos u ojos simples no son en realidad órganos muy especializados. Un ocelo consiste en una lente sobre una capa muy simple de células retinales alargadas, conectadas con las fibras nerviosas. No existe allí ningún refinamiento si se lo compara con la retina de los vertebrados. Es imposible que pueda formarse una imagen y se estima que su única función es la de detectar la intensidad de
la luz que recibe.
Los ojos compuestos, por el contrario, constituyen estructuras complejas. La superficie exterior es un óvalo alargado, muy convexo, formado por la lente de miles de unidades, llamadas omatidios.
El número de unidades de cada ojo es, sin lugar a dudas, variable. Según trabajos efectuados con mediciones y estimaciones en determinados individuos, el ojo de la obrera tiene un área aproximada de 2-6 mm.² con unos 6.900 lentes y 0,2 mm. de diámetro. La reina posee menos y el zángano más, aunque no tanto como cabría esperar, porque las lentes son más grandes. Cada córnea del zángano tiene alrededor de 8.600 lentes; 0,3 mm. de diámetro y un área aproximada de 9 mm².
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