Las abejas: en 1914 el investigador alemán Karl von Frisch, pudo comprobar que las abejas tienen un sentido de color especialmente desarrollado, siendo capaces de diferenciar tres colores complementarios, entre varias intensidades de gris: el amarillo, el verde-azul y el azul. El rojo no pueden verlo y fácilmente lo confunden con el negro; en cambio pueden ver el ultraviole
ta.
Por eso es que son atraídas por las flores rojas porque en las flores casi nunca se presenta sólo el color rojo; las amapolas, por ejemplo, que atraen de manera especial a estos insectos, tienen también algo de azul en su composición, pero lo más importante es que reflejan los rayos ultravioleta, perfectamente visibles para las abejas. También pueden llegar a diferenciar el amarillo, el anaranjado y el verde. Pueden distinguir colores pero su sensibilidad comienza en la franja del ultravioleta y llega hasta el naranja. Algunas de ellas no pueden distinguir los rojos de los grises.
Las abejas y otros insectos que se nutren del néctar y polen de las flores, son atraídos principalmente por el color.
La abeja no está muy capacitada para diferenciar los colores entre sí, pero es capaz de discriminar cuatro bandas muy anchas: amarillo, azul verdoso, azul, y
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