Juntan los lóbulos terminales del labio y del maxilar, formando con ellos un tubo. Si es escaso o muy viscoso pueden lamerlo con la labella (otra parte del aparato bucal).
El néctar puede tener cantidades variables de azúcares (sacarosa, fructosa, glucosa y otros), dependiendo de la especie vegetal, originando mieles de distintas características. También contiene aminoácidos, enzimas y minerales.
Ninguna flor tiene tanto néctar como para que la abeja llene su melario en una sola visita. De esta manera recorre varias flores realizando el acarreo de polen de una a otra.
El polen es la única fuente de proteínas para la colmena, por lo que es fundamental en el momento de alimentar a las crías. Posee vitaminas del complejo B, K y E, minerales (P, K, Mg, Ca, Na, Fe) y oligoelementos. Su composición química depende de la especie vegetal de la que provenga. Las proteínas varían del 4 al 40%. Las reservas del grano de polen pueden estar constituidas por almidón o lípidos.
Si tiene la posibilidad de elegir, la abeja opta por esto último, si no utiliza el recurso que esté disponible.
Durante el trabajo de recolección utilizan el aparato bucal, los tres pares de patas y los pelos del cuerpo. La función de recolectora de polen es llevada a cabo por las pecoreadoras más jóvenes cuyos pelos se encuentran en buen estado, ya que posteriormente se deterioran con el tiempo.
Con las mandíbulas retiran el polen de las anteras, los granos son humedecidos con saliva y néctar y forman los pancitos de la carga que ubican en el canastillo o corbícula que poseen a tal fin en el tercer par de patas. Junto con el polen es habitual que las abejas recolecten néctar en todas las plantas que ofrecen esta posibilidad.
La recolección de uno u otro recurso depende de las necesidades específicas de la colonia en cada momento de su evolución (ej. en época de mucha cría, recolección intensa de polen).
El polen es la única fuente de proteínas para la colmena, por lo que es fundamental en el momento de alimentar a las crías. Posee vitaminas del complejo B, K y E, minerales (P, K, Mg, Ca, Na, Fe) y oligoelementos. Su composición química depende de la especie vegetal de la que provenga. Las proteínas varían del 4 al 40%. Las reservas del grano de polen pueden estar constituidas por almidón o lípidos.
Si tiene la posibilidad de elegir, la abeja opta por esto último, si no utiliza el recurso que esté disponible.
Durante el trabajo de recolección utilizan el aparato bucal, los tres pares de patas y los pelos del cuerpo. La función de recolectora de polen es llevada a cabo por las pecoreadoras más jóvenes cuyos pelos se encuentran en buen estado, ya que posteriormente se deterioran con el tiempo.
Con las mandíbulas retiran el polen de las anteras, los granos son humedecidos con saliva y néctar y forman los pancitos de la carga que ubican en el canastillo o corbícula que poseen a tal fin en el tercer par de patas. Junto con el polen es habitual que las abejas recolecten néctar en todas las plantas que ofrecen esta posibilidad.
La recolección de uno u otro recurso depende de las necesidades específicas de la colonia en cada momento de su evolución (ej. en época de mucha cría, recolección intensa de polen).
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