sábado, 18 de marzo de 2017

SELECCIÓN EN ABEJAS



La mayoría de los apicultores andan en busca de una “súper” abeja, que sea muy productiva casi sin invertirle tiempo ni dinero, que sea muy mansa, que no enjambre o resistente a las enfermedades. Desafortunadamente tal abeja no existe. Varias características, y principalmente la producción de miel, dependen en gran medida de las condiciones ambientales, como la floración y el manejo adecuado; así que antes de pensar en mejorar nuestras abejas debemos pensar en mejorar nuestros métodos y formas de trabajar con ellas. Un buen apicultor primero se preocupa por darle a sus abejas un buen manejo y después piensa en mejorarlas genéticamente.



 Qué características seleccionar
Los problemas actuales de la producción apícola, como: la africanización de las abejas, la presencia de Varroa y otras enfermedades, la inestabilidad del mercado internacional de la miel y el deterioro del entorno ecológico, han enfatizado que los apicultores trabajen más en obtener abejas con características de alto rendimiento, baja  agresividad y resistentes a las principales enfermedades; aunque hay otros rasgos que para algunos apicultores podrían ser útiles, como: la baja disposición a enjambrar, la compactación de la cría, la austeridad, el color de las abejas y capacidad polinizadora.


 Las abejas africanizadas , son muy variables en sus características, por lo tanto las hay que producen gran cantidad de miel y otras que producen muy poco; otras de sus características son también muy variables, lo que las hace muy susceptibles de ser mejoradas genéticamente. Sin embargo su alta  agresividad las hace poco apropiadas para productores que están ubicados en lugares cercanos a poblaciones o explotaciones animales donde puedan causar problemas, y aunque es posible seleccionar abejas africanizadas menos defensivas, no es muy recomendable, ya que es un trabajo muy difícil de hacer. En este sentido, algunos investigadores sugieren que con abejas africanizadas es mucho más sencillo seleccionar abejas defensivas que mansas.
 Por otro lado, está la posibilidad de importar reinas de otras regiones o incluso de otros países, sin embargo, hay que recordar que traer abejas de otros orígenes siempre representa riesgos y oportunidades. Además, aunque las reinas se adquieran de criadores de prestigio, no se asegura que las abejas tengan el comportamiento esperado, ya que las reinas que nos venden son buenas reinas en la región de la que proceden y puede ser que no se adapten a las condiciones ambientales y de manejo de nuestra región; por tal motivo es muy importante que las reinas traídas de otros lados sean evaluadas por lo menos durante un ciclo productivo, para ver su comportamiento, determinar si se adaptan bien a nuestra región, y seleccionarlas, solamente si son mejores que nuestras abejas locales.


Como evaluar a las reinas
Cualquier productor o criador que desea hacer selección, deberá necesariamente llevar algún tipo de registro de las características que son de interés para él; por lo menos un cuaderno deberá usarse en el apiario, para hacer las anotaciones correspondientes. Existen varias maneras de evaluar la mayoría de las características de las colonias, algunas de ellas muy complejas, sin embargo, los apicultores deben usar maneras muy sencillas y prácticas.

 Proponemos las siguientes:

Rendimiento.
Para evaluar la cantidad de miel que produce una colonia se puede hacer por la cantidad de panales de miel que se le cosecha. En este caso, la unidad de medida del rendimiento será de panales por colonia; lo cual puede ser convertido a kilogramos, tomando una muestra de 30 o más panales de miel, los cuales se pesan antes y después de ser extraída la miel, y la diferencia de peso se divide entre el número de panales, para obtener el promedio de miel extraída de cada panal. Otra manera de obtener este factor sería dividiendo la cantidad total de miel producida entre el número total de panales cosechados


Docilidad.
La mansedumbre de las abejas es un comportamiento difícil de evaluar numéricamente. Existen algunos métodos que determinan el tiempo de reacción de las abejas a un estimulo delante de la entrada de la colmena, contabilizando además el número de aguijones en el objeto estimulante y la distancia de persecución, pero estos son un poco complicados. Sin embargo la mayoría de los apicultores tiene idea de cuáles son sus colonias más defensivas y cuáles las más mansas, por lo que se propone que sea evaluado este comportamiento por apreciación de la reacción de las abejas cuando se les revisa cotidianamente, dando una calificación en una escala del 1 al 5, de la siguiente manera: Muy mansa. Mansa. Regular o ligeramente mansa. Agresiva. Muy agresiva.

 Resistencia a las enfermedades.
Que las abejas se enfermen menos es muy importante, porque las colonias producen más estando sanas, por el ahorro de los costos de los medicamentos y porque se evitan contaminaciones de los productos apícolas. Existen varias formas de evaluar la resistencia a las enfermedades. A veces el simple hecho de que las colonias durante mucho tiempo no presenten signos de enfermedad aun cuando las colonias vecinas lo estén, nos puede ir orientando de su capacidad para mantenerse sanas. Otra manera muy usada actualmente es explorando su comportamiento higiénico, ya que éste comportamiento está directamente relacionado con la sanidad de las colonias, este puede medirse por diferentes pruebas como:
  Cría muerta por refrigeración.
  Congelamiento con hielo seco.
  Punción de la cría.
  Congelamiento con nitrógeno líquido.
Las pruebas de cría muerta por refrigeración y, sobre todo, la de punción de la cría, se adaptan muy bien para ser usadas por la mayoría de los apicultores. Esta última consiste en matar las pupas de abejas con una aguja muy fina, haciendo una diminuta perforación a través del opérculo de la celda y traspasando la cría, posteriormente se devuelve a la colonia y se esperan 24 o 48 horas para revisar la reacción de las abejas ante esta cría muerta. Si son capaces de detectar, desopercular, y retirar la cría muerta en este tiempo, significa que es una colonia higiénica. Para las otras características también hay maneras de evaluarse, como el caso de la tendencia a enjambrar, la que puede ser medida fácilmente si tenemos las reinas marcadas. De este modo, cada vez que revisemos y encontremos una nueva reina, nos dará un indicio de con qué frecuencia las abejas cambian de reina, y una buena parte de ellas puede ser por efecto de la enjambrazón.



Seleccionar las mejores reinas y multiplicarlas
Es importante mencionar que mientras mayor cantidad de rasgos queremos seleccionar más complicada se hace la selección, por lo que se recomienda a cualquier productor que desee hacerla, sólo trabaje sobre la o las características que más le convengan.
Una vez que hemos evaluado a las reinas, tendremos datos de las calificaciones que obtuvieron cada una de ellas en cada una de las pruebas. El siguiente paso es obtener una calificación general de cada colonia en la que se tomen en cuenta todas las características evaluadas (para algunos esto es hacer un “índice de selección”). Esta calificación puede hacerse en una escala de 100 puntos, asignándole a cada característica evaluada un % de la calificación general. Así, la colonia que tenga mayor puntuación será la mejor colonia de nuestra selección.
El % para cada rasgo dependerá de la importancia que nosotros queremos darle a determinada característica, ya que no es lo mismo para un apicultor que tiene abejas europeas, que uno que maneja abejas africanizadas. En ese caso es muy posible que la  agresividad no sea una característica demasiado importante para el que usa abejas europeas, mientras que sí lo será para el que trabaja con africanizadas y por lo tanto le asignará mayor % en la calificación general, para mejorar esta característica. Lo mismo sucede para los demás rasgos. Así que cada apicultor tendrá su propia calificación para sus colonias, dependiendo de las condiciones en que trabaja y qué importancia tiene para él las características que está seleccionando.
 Cuando sabemos qué colonia o colonias son las mejores, el siguiente paso es reproducirlas, es decir obtener de ellas las reinas hijas que van a reemplazar a las reinas que no nos dieron buen resultado, obteniendo con ello abejas que estarán por arriba del promedio de las abejas de la generación pasada. Este procedimiento se puede repetir cada ciclo productivo.

fuente
Ing. Agr. José Vaquero e Ing. Agr. Pedro Vargas. 
Basado en el Manual de Apicultura Básica: 
Manejo Técnico de Colmenas. Elaborado por M.V.Z. Omar Argüello Nájera, 2010.
http://teca.fao.org/sites/default/files/resources/manejocolmenas.pdf

FLUJO DE NÉCTAR Y POLEN FENOLOGÍA



Los nectarios son órganos glandulares, formados por células epidérmicas modificadas, que constituyen protuberancias de membranas delgadas en las que existen numerosos poros. La anatomía microscópica de los tejidos de los nectarios parece ser básicamente igual en todas las especies. Las células son muy pequeñas, amontonadas, y les faltan vacuolas o son muy pequeñas. Pueden presentarse dos tipos de nectarios: florales (que se hallan en la flor), y extra florales (que están ubicados fuera de la flor).



El azúcar se elabora en las hojas verdes, bajo la acción de la luz solar (fotosíntesis). En el proceso de la floración, algunas reservas de sustancias nutritivas de la planta (especialmente carbohidratos), se concentran en la flor, en vista de la formación del fruto. Al mismo tiempo, mediante los pelos absorbentes de la raíz, la planta toma agua del suelo, que lleva disueltas diversas sustancias; algo de esta agua atraviesa los nectarios, se enriquece en azúcares solubles, y es segregada en forma de gotitas de néctar.
Aunque existe notable variación en la composición del néctar, principalmente por su origen botánico, se le considera una solución de azúcares, como: glucosa, fructosa, levulosa y, predominantemente, sacarosa, con cantidades pequeñas de sales minerales, prótidos, aceites aromáticos, vitaminas y pigmentos en diferentes proporciones, haciendo que cada néctar tenga propiedades particulares.
El polen también es producido por plantas de reproducción sexual, aunque hay muchas diferencias, tanto en la calidad como en la cantidad que lo producen. Pérez, et al, (1991), encontraron que la composición química del polen está dada principalmente por: proteínas, grasas, carbohidratos, vitaminas y sales minerales, siendo muy variable, dependiendo de su origen botánico, época del año, condiciones climáticas y área geográfica en que se encuentre. Ellos observaron que en el polen colectado por abejas africanizadas, en Chiapas, México, la cantidad de proteínas varía de 17.64% a 32.87%, siendo el promedio de 23.31%. El estudio demostró que en todas las muestras analizadas estuvieron presentes 16 aminoácidos 10 de ellos esenciales.

También se encontró que el contenido de sales minerales varió entre 2.03% a 3.3%. Keller et al (2006), mencionan que el polen de diferentes especies puede variar considerablemente en cuanto a su contenido proteico, mostrando valores que varían entre el 2.3%, en caso del polen del ciprés y 61.7%, en la especie Dodecatheon clevelandi. Por otro lado, calcularon el contenido de cenizas (minerales), de polen norteamericanos, encontrándolo entre 0.9% y 6.4% de su peso. Para las abejas, la disponibilidad de los recursos florales (néctar y polen), es muy variable, ya que están en dependencia de las condiciones ambientales. Por lo general, presentan una disponibilidad temporal anual, es decir, que en alguna temporada del año hay abundancia floral, la que permite a las abejas almacenar grandes cantidades de miel, la cual será preservada para alimentar a toda la colonia de abejas durante todo el año, hasta la siguiente temporada de abundancia de recursos.

Manejo de la colmena durante el flujo de néctar
Después de un periodo de falta de recursos alimenticios, las colonias de abejas estarán con poblaciones reducidas. Por lo tanto, los apicultores deberán preparar previamente sus colonias para recibir las floraciones con abundantes abejas y tener buenos rendimientos (pre cosecha). En condiciones naturales o cuando el apicultor no prepara sus colonias, las abejas se estimulan cuando detectan las primeras floraciones. Este estímulo hace que la reina ponga más huevos, lo cual se traducirá en mayor población, sin embargo, es frecuente que en algunas regiones al inicio de la temporada de abundancia se presenten floraciones intensas, lo cual servirá para mejorar las condiciones poblacionales de la colonia, pero no para almacenar mucha miel. Debido a la abundancia de recursos alimenticios durante la temporada de floración, las colonias de abejas se fortalecen considerablemente, por lo que el apicultor debe estar atento a las necesidades de espacio de sus colmenas. En esta temporada es preferible que las colonias tengan espacio de más y no que les falte. La falta de espacio provocará en la reina africanizada el instinto de formar enjambres y evasión. Este comportamiento puede ser evitado ofreciendo a la colmena espacio suficiente.

bibliografía.
BID/OIRSA (1987): Anatomía y fisiología de la abeja melífera. Pp 1 -73. Cuadriello, I.(1993): Polinización por abejas. En memoria del Diplomado en Producción Apícola. Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia. UNACH. Pp 1- 28. Franco, O. VH., Echezarreta, G. C. y Hernández, A. E. (2010): Respuesta del uso de suplementos de polen sobre los patrones de postura y la productividad en colmenas de abejas de Apis mellifera. En memorias de la II Reunión mesoamericana de Ciencia Animal 2010 (CD). Pp 71. Keller, I. Fluri, P. Imdorf, A. (2006): El desarrollo de la colonia y el papel del polen en su nutrición: 1ª parte. En Apitec N. 55 Marzo –abril 2006. pp 17 -28. Mc Gregor, S.E. (1976): Insect pollination of cultivated crops plants. ARS-USDA, Agriculture handbook. PP496. Molina, P. A. 1993: Anatomía y fisiología de la abeja melífera. En memoria del Diplomado en Producción Apícola. Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia. UNACH. Pp 1-71. Pérez G. F. (2007): Respuesta de colonias Apis mellifera m., a 3 sustratos proteicos como promotores de área de cría en periodos de escasez en Yucatán, México. Apitec 61: 11-19. Pérez, U. MG., Ramírez, A. E., Cuadriello, A. I., Martínez, H. E. (1991): Análisis químico del polen colectado por la abeja africanizada en Tapachula, Chiapas. En: V Seminario americano de apicultura. Guadalajara, Jal. México. Pp 28 – 30. Reyes C. J. L. Muñoz S. R (2003): colecta de polen en el cultivo de melón, vegetación circundante y curiosidades en su recolección por las abejas (Apis mellifera L) en la comarca lagunera. En: 10º Congreso internacional de actualización apícola. Tlaxcala, mex. Pp 24-29. SAGARPA 2004: Manual de Buenas Prácticas de Producción de Miel. Programa de inocuidad de alimentos. Programa Nacional para el Control de la Abeja Africanizada. Pp. 17-23. Shimada, A. (1982): Fundamentos de nutrición comparativa. Editorial Consultores en producción animal S. C. Offset universal, S.A. Pp 1-375.

REQUERIMIENTOS NUTRICIONALES DE LAS ABEJAS





Las abejas, como todo ser vivo, necesitan de proteínas, carbohidratos, minerales, grasas, vitaminas y agua, para el desempeño de sus funciones vitales, obtenidos de la recolección de néctar, polen y agua. 



Es muy difícil establecer cuáles son las necesidades nutritivas de las colonias de abejas. Sus alimentos requeridos y las necesidades de nutrientes cambian con las fases de desarrollo en que se encuentran y las estaciones del año. Por otro lado, el comportamiento y biología de las abejas de ser autosuficientes y capaces de conseguir sus propios alimentos, hace que sea muy difícil saber hasta dónde los alimentos que están consiguiendo sean suficientes para llenar sus necesidades, y en qué proporción hacerlo, si se requiriese suplementarlos. 
Quizás lo más fácil sea hacer lo que comúnmente hacen los apicultores con cierta experiencia: en época de escasez de alimentos mantienen colonias de abejas en condiciones de población aceptables, es decir, no tienen colonias muy pobladas, porque habría que alimentarlas en mayor proporción; pero tampoco mantener colonias de abejas con poca población, ya que serían más susceptibles de tener problemas, como plagas y enfermedades. 

El requerimiento nutricional de la abeja varía también de acuerdo a los objetivos que el apicultor pretende alcanzar. Si además de producir miel, el apicultor quiere producir reinas para la venta, núcleos, y jalea real, entonces las necesidades nutricionales de las abejas durante los periodos de escasez serán mayores para cumplir con las expectativas del apicultor. 
A manera de guía, se conocen algunos parámetros de las necesidades que tiene una colonia de abejas para producir una abeja obrera, y la cantidad de alimentos que se necesitan para que ésta realice sus actividades de acuerdo a su edad y hasta su muerte. A partir de estos datos se pueden hacer cálculos para tener una idea de las necesidades de alimentos de una colonia de abejas durante un año.

Las abejas usan el polen para preparar los alimentos que suministrarán a las crías de reina, obreras y zánganos, y para ellas mismas. En el caso de las reinas deberán ser alimentadas siempre con jalea real, rica en proteínas y preparada en las glándulas hipofaríngeas de las abejas nodrizas, quienes consumen buenas cantidades de polen para estas funciones (Keller et al, 2006). 
Los autores mencionados en el párrafo anterior, también mencionan que al principio de su etapa adulta, las abejas requieren cantidades sustanciales de proteínas, como consecuencia del aumento en el contenido proteico de las glándulas hipofaríngeas, y que si a las abejas obreras recién emergidas se las mantiene con una dieta exclusiva de carbohidratos, las glándulas hipofaríngeas no se desarrollarán. Por lo tanto, no es de sorprenderse que las abejas nodrizas realicen la mayor parte de las actividades de producción de cría en una colonia. 

En las primeras etapas de su vida, inmediatamente después de la eclosión del huevo, las larvas reciben una especie de papilla rica en nutrientes, capaz de hacerlas crecer a un ritmo sorprendente; llegan a doblar 10 veces su peso en tan solo 4 días. Esta extraordinaria capacidad de formación de tejidos la posee la jalea real, segregada por las jóvenes abejas nodrizas, y suministrada a la cría abierta sin restricciones y en masa, hasta hacer que flote materialmente en ella. A partir del segundo día comienza la sustitución por un nuevo tipo de alimentación, igualmente suministrada por las abejas nodrizas y basadas en el polen, que convenientemente amasado con miel y agua es puesto a disposición de las larvas, a razón de más de 1,200 visitas por celda/día hasta su operculación. 
Es en este momento cuando la colonia tiene gran necesidad de nutrientes proteicos. De la disponibilidad de polen depende una alimentación equilibrada para satisfacer la voracidad de las crías. Keller et al (2006), estimaron que las abejas usan de 125 a 140 mg de polen para criar una nueva abeja obrera, la cual posteriormente consumirá en promedio 3.4 a 4.3 mg de polen diariamente. Se requieren de 160 a 180 mg de polen para la nutrición de una abeja obrera durante toda su vida útil. Los mismos autores asumen también que si una colonia sana produce de 100,000 a 200,000 abejas al año, entonces se requieren de 17 a 34 kg de polen por colonia anualmente. 
Al destruirse por oxidación, los glúcidos suministran la energía necesaria para el organismo; la miel, muy rica en azúcares, permite el trabajo de los órganos de las abejas, la producción de calor El cuadro a continuación resume mejor las necesidades de la abeja según su etapa de vida: y también la elaboración de la cera.

bibliografía.

BID/OIRSA (1987): Anatomía y fisiología de la abeja melífera. Pp 1 -73. Cuadriello, I.(1993): Polinización por abejas. En memoria del Diplomado en Producción Apícola. Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia. UNACH. Pp 1- 28. Franco, O. VH., Echezarreta, G. C. y Hernández, A. E. (2010): Respuesta del uso de suplementos de polen sobre los patrones de postura y la productividad en colmenas de abejas de Apis mellifera. En memorias de la II Reunión mesoamericana de Ciencia Animal 2010 (CD). Pp 71. Keller, I. Fluri, P. Imdorf, A. (2006): El desarrollo de la colonia y el papel del polen en su nutrición: 1ª parte. En Apitec N. 55 Marzo –abril 2006. pp 17 -28. Mc Gregor, S.E. (1976): Insect pollination of cultivated crops plants. ARS-USDA, Agriculture handbook. PP496. Molina, P. A. 1993: Anatomía y fisiología de la abeja melífera. En memoria del Diplomado en Producción Apícola. Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia. UNACH. Pp 1-71. Pérez G. F. (2007): Respuesta de colonias Apis mellifera m., a 3 sustratos proteicos como promotores de área de cría en periodos de escasez en Yucatán, México. Apitec 61: 11-19. Pérez, U. MG., Ramírez, A. E., Cuadriello, A. I., Martínez, H. E. (1991): Análisis químico del polen colectado por la abeja africanizada en Tapachula, Chiapas. En: V Seminario americano de apicultura. Guadalajara, Jal. México. Pp 28 – 30. Reyes C. J. L. Muñoz S. R (2003): colecta de polen en el cultivo de melón, vegetación circundante y curiosidades en su recolección por las abejas (Apis mellifera L) en la comarca lagunera. En: 10º Congreso internacional de actualización apícola. Tlaxcala, mex. Pp 24-29. SAGARPA 2004: Manual de Buenas Prácticas de Producción de Miel. Programa de inocuidad de alimentos. Programa Nacional para el Control de la Abeja Africanizada. Pp. 17-23. Shimada, A. (1982): Fundamentos de nutrición comparativa. Editorial Consultores en producción animal S. C. Offset universal, S.A. Pp 1-375.

domingo, 12 de marzo de 2017

ALTERNATIVAS DE ALIMENTACIÓN ARTIFICIAL


  Definición e importancia de la alimentación artificial La alimentación artificial es el suministro de alimentos que les damos a las abejas en la temporada en que la necesitan, aunque los alimentos no necesariamente tienen que ser artificiales, ya que en la alimentación de las abejas podemos proveerles de miel de otras colonias o que tengamos almacenada para tal fin. Si se utiliza miel o polen provenientes de otra colmena, deberá ser de colmenas sanas, para evitar la propagación de plagas o enfermedades.

Se sabe que las abejas en condiciones naturales no necesitan de la intervención humana para sobrevivir. Sin embargo, en las explotaciones comerciales, los apicultores quitamos a las abejas la mayor parte de sus reservas, dejándolas en condiciones no aptas para enfrentar las temporadas críticas, por lo tanto, los productores debemos de auxiliar a las colonias de abejas con alimentación suplementaria.

Tipos de alimentos artificiales en las abejas (sólidos y líquidos)
Los alimentos que proporcionamos a las colonias de abejas los podemos suministrar ya sea de manera líquida (en forma de jarabes) o sólida (pastas). La mayoría de las veces se proporcionan alimentos energéticos en forma de jarabes, y los alimentos proteicos en forma de pastas. En Centroamérica es muy conocido que los apicultores usan los alimentos energéticos líquidos o jarabes, en concentraciones diferentes para fines diferentes, así tenemos que se dividen en alimentación de mantenimiento y alimentación estimulante.
 La alimentación de sostén o de mantenimiento es preparada en proporciones de agua y azúcar al 1:2, y generalmente se usa para mantener colmenas en condiciones regulares y en situaciones en que el productor no requiere aumentar la cantidad de abejas en sus colmenas. Se utiliza en situaciones de intensa escasez de néctar y polen, para evitar que la población de la colmena decaiga, generando como consecuencia una fuerte baja de la productividad durante el periodo de cosecha. La proporción 1:2 se utiliza para simular el contenido de humedad en la miel de abejas y los grados Brix. Al preparar jarabe 1:2, se obtiene un porcentaje de humedad similar al de la miel de abejas. Por cada litro de agua se utilizan dos kilos de azúcar.

Es recomendable calentar el agua antes de agregar el azúcar para facilitar la dilución y obtener un jarabe de calidad. El total de jarabe producido es de 2.3 litros por mezcla (1:2). La alimentación estimulante es menos concentrada en azúcares; generalmente se usa agua y azúcar en proporción 1:1, y se usa  antes de la cosecha para estimular a las abejas a que aumenten su población al iniciar la floración. Existen abejas reinas que suspenden su postura durante largos periodos de escasez. Cuando se utiliza alimentación estimulante debe suministrarse en cantidades pequeñas, para simular un periodo de floración, y estimular la postura en la reina.
El néctar contiene un alto porcentaje de humedad, por esa razón la proporción de agua en este tipo de alimentación energética es mayor, a diferencia de la alimentación de sostén.
Es conveniente comentar que con cualquiera de las dos concentraciones se pueden obtener objetivos de mantenimiento o de estímulo, siempre que se use una buena estrategia en la frecuencia del suministro de alimento; así tenemos que, aunque se dé un jarabe no muy concentrado en azúcares, si lo aplicamos frecuentemente, obtendremos estímulos de la reina y aumento en la población. Algunos apicultores prefieren suministrar el jarabe enriquecido con 5% al 15% de polen en polvo diluido en el jarabe, reportando que obtienen muy buenos resultados para estimular a los núcleos en crecimiento.

Tiempo atrás,  muchos apicultores   se utilizaron con frecuencia la alimentación de colmenas con residuos de la industria de la confitería o desechos de dulces. Esta práctica no es recomendable por todos los componentes que contienen, como: los colorantes, saborizantes y conservadores, y que podrían ser dañinos para las abejas, aparte de los riesgos de contaminación que representan. No se recomienda el uso de melaza o cualquier otro desperdicio de la industria confitera o azucarera para alimentación de colmenas. Desperdicios de dulces, como la melaza no son recomendables por poseer elevados niveles de contaminantes, como el HMF (Hidroximetilfurfural), que en elevadas proporciones resulta tóxico para las abejas. Todos los insumos que se empleen para la preparación de los alimentos deberán ser inocuos, tanto para las abejas como para las personas, asimismo, el agua que se emplee deberá ser hervida o potable.




bibliografía.
BID/OIRSA (1987): Anatomía y fisiología de la abeja melífera. Pp 1 -73. Cuadriello, I.(1993): Polinización por abejas. En memoria del Diplomado en Producción Apícola. Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia. UNACH. Pp 1- 28. Franco, O. VH., Echezarreta, G. C. y Hernández, A. E. (2010): Respuesta del uso de suplementos de polen sobre los patrones de postura y la productividad en colmenas de abejas de Apis mellifera. En memorias de la II Reunión mesoamericana de Ciencia Animal 2010 (CD). Pp 71. Keller, I. Fluri, P. Imdorf, A. (2006): El desarrollo de la colonia y el papel del polen en su nutrición: 1ª parte. En Apitec N. 55 Marzo –abril 2006. pp 17 -28. Mc Gregor, S.E. (1976): Insect pollination of cultivated crops plants. ARS-USDA, Agriculture handbook. PP496. Molina, P. A. 1993: Anatomía y fisiología de la abeja melífera. En memoria del Diplomado en Producción Apícola. Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia. UNACH. Pp 1-71. Pérez G. F. (2007): Respuesta de colonias Apis mellifera m., a 3 sustratos proteicos como promotores de área de cría en periodos de escasez en Yucatán, México. Apitec 61: 11-19. Pérez, U. MG., Ramírez, A. E., Cuadriello, A. I., Martínez, H. E. (1991): Análisis químico del polen colectado por la abeja africanizada en Tapachula, Chiapas. En: V Seminario americano de apicultura. Guadalajara, Jal. México. Pp 28 – 30. Reyes C. J. L. Muñoz S. R (2003): colecta de polen en el cultivo de melón, vegetación circundante y curiosidades en su recolección por las abejas (Apis mellifera L) en la comarca lagunera. En: 10º Congreso internacional de actualización apícola. Tlaxcala, mex. Pp 24-29. SAGARPA 2004: Manual de Buenas Prácticas de Producción de Miel. Programa de inocuidad de alimentos. Programa Nacional para el Control de la Abeja Africanizada. Pp. 17-23. Shimada, A. (1982): Fundamentos de nutrición comparativa. Editorial Consultores en producción animal S. C. Offset universal, S.A. Pp 1-375.

PRINCIPIOS BÁSICOS DE NUTRICIÓN APÍCOLA



Se calcula que la relación entre las plantas y sus polinizadores, comenzó a desarrollarse desde la era del cretáceo, hace más o menos 100 millones de años. Cuando concurrentemente las plantas con flor y los insectos pasaron por una etapa de gran expansión (Butler, 1954). Desde entonces, las relaciones entre plantas y polinizadores se han ido estrechando y especializando, al grado que actualmente existen relaciones altamente dependientes, es decir que ni la planta ni el polinizador puede prescindir uno del otro, tal es el caso de la relación existente entre las orquídeas y las abejas Euglosas. Estas relaciones planta – polinizador se han estrechado a diferentes niveles, dependiendo de varios aspectos, entre ellos: la fisiología de los interactuantes, las condiciones ambientales y los beneficios que se intercambian. 
En este sentido, podemos encontrar plantas que por su tipo de reproducción no necesitan en lo absoluto de ningún agente polinizador; otras los necesitan de manera parcial, y otras más, que los necesitan de manera obligada, como las plantas de reproducción sexual con flores diferenciadas sexualmente.

La polinización se puede dar en distancias muy cortas cuando la planta es hermafrodita y posee los dos tipos de gametos. En este caso se habla de autogamia o auto polinización. También se puede dar en distancias muy largas, como en el caso cuando el polen es liberado al viento para que lo arrastre a las plantas hembras que necesitan este polen. El maíz podría ser uno de estos casos. Existen muchos agentes polinizadores como: la lluvia, el viento, pájaros, murciélagos e insectos, entre otros. 
Sin embargo, la polinización entomófila (por insectos), es de las más especializadas, pero no todos los insectos que viven o visitan las flores son polinizadores; algunos de ellos son muy pequeños, otros son ladrones de los recursos que ofrecen las flores, y otros son destrozadores de las flores. Los únicos que pueden considerarse como auténticamente polinizadores pueden ser: coleópteros, lepidópteros, dípteros y, sobre todo, los himenópteros, de los cuales el representante más conocido es la abeja melífera.

Para que esta relación sea provechosa para los interactuantes de la polinización, ambos deben tener algún beneficio de tal relación. Con esta relación, las plantas consiguen el enorme beneficio de propiciar la fecundación sexual de sus flores, asegurando con ello la formación de frutos y semillas fértiles y, en consecuencia, la preservación de la especie. Las abejas se benefician de la relación al obtener sus alimentos de las flores que visitan.

Los alimentos naturales de las abejas
 Como hemos explicado en la relación planta-abeja, éstas también se benefician al obtener de las plantas el néctar y el polen que son los alimentos naturales que les sirven para mantener sus colonias y sobrevivir. Por otro lado, las abejas también obtienen de las plantas sitios de anidación o refugio, y también resinas que las abejas colectan para impermeabilizar o reforzar sus nidos. En las temporadas de alta disponibilidad de recursos (principalmente miel y polen), las abejas los colectan en abundancia y los almacenan en sus panales para el mantenimiento de toda la colonia de abejas, incluyendo las temporadas en que hay deficiencia y ausencia total de recursos en el medio que los rodea. Los alimentos naturales que las abejas colectan, generalmente son suficientes para llenar sus necesidades nutritivas. En la naturaleza existen plantas que producen polen que podrían contener niveles bajos de nutrientes o incluso en algunos casos, es posible encontrar plantas que tienen polen o néctar con contenidos altos de sustancias tóxicas, como los alcaloides. Dos de los factores más importantes en la regulación de la población de las colonias de abejas son: la disponibilidad de recursos del entorno, y las reservas que la colonia posea. Así pues, vemos que las poblaciones disminuyen durante las temporadas de escasez de alimentos, lo cual permite a la colonia no agotar sus reservas, y poder llegar al siguiente ciclo de floración en condiciones adecuadas de población, para resurgir como una colonia muy poblada. Sin embargo, cuando hay necesidad de suplementar alimentos artificiales, hay que recordar que en lo que se refiere al polen y miel, hasta ahora ningún producto sustitutivo le es fisiológicamente superior.

bibliografía.

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