sábado, 17 de diciembre de 2016

QUE ESTÁ MATANDO A LAS ABEJAS



Los científicos descubren lo que está matando a las abejas

En este mes de agosto recibí por mail una noticia terrible hace un par de días. Muchos han oído hablar de que las abejas están desapareciendo, lo cierto es que están muriendo de forma misteriosa y masiva sin que nadie sepa porqué y esto ha provocado innumerables investigaciones en medio de una alarma generalizada.


¿Pero porqué la desaparición de las  abejas preocupa tanto y se lo considera un problema global? … para nosotros los humanos, es lo único que parece seguir contando. Aunque la industria de la apicultura no es un asunto despreciable, viene a ser algo secundario respecto al verdadero problema; las abejas polinizan la tierra, su labor es indispensable para que millones de plantas puedan dar fruto y eso las sitúa en la base de la pirámide de la alimentación en la Tierra. Y creo que aún esto, con su gravedad, podría ser ignorado a la vista de cómo se atiende la salud del planeta si no fuera porque ya está pasando una importante factura (económica, se entiende).


Pongamos un ejemplo: EE.UU. lleva sufriendo de forma especial la desaparición masiva de sus abejas   (en los últimos seis años han perdido 10.000 millones de colmenas) y sus poblaciones de abejas son ahora tan bajas que uno de sus cultivos estrella, la almendra en California, está requiriendo el 60% de las colmenas supervivientes de todo el país para su polinización. California provee el 80% de la exportación mundial de almendras y eso le supone al estado un valor de $ 4 mil millones, por lo que cualquiera, independientemente de su inquietud ecológica, entiende que esto es un problema. (Para los que además tenga alguna inquietud ecológica, mucho habría que hablar de lo que supone un monocultivo de dimensiones tan brutales…)


Volviendo al colapso de colmenas, se sospechaba de los  pesticidas, de ciertos parásitos o de una mala nutrición, pero en el primer estudio de su tipo, los científicos de la Universidad de Maryland y el Departamento de Agricultura de EE.UU. han identificado una mezcla extraña de pesticidas y fungicidas que contaminan el polen que las abejas recolectan para alimentar sus colmenas. Cuando los investigadores recogieron este polen y alimentaron con él a abejas sanas, estas mostraron una disminución significativa en su capacidad para resistir a la infección de un parásito específico, el Nosema Ceranae. Este polen estaba contaminado por una media de nueve pesticidas y fungicidas diferentes, aunque los científicos descubrieron hasta 21 productos químicos agrícolas en una de las muestras.


Lo que el estudio demostró es que las abejas que comían polen contaminado con fungicidas tenían tres veces más probabilidades de ser infectadas por el parásito. Estos fungicidas se utilizan de forma generalizada en la agricultura porque hasta ahora se pensaba que eran inofensivos para las abejas, ya que están diseñados para matar a los hongos, no a los insectos, en los cultivos como las manzanas. Dennis vanEngelsdorp, el autor principal del estudio, manifestó que cada vez hay más pruebas de que los fungicidas pueden estar afectando a las abejas por si mismos.


En los últimos años, una clase de químicos llamados neonicotinoides se ha vinculado a las muertes de abejas y recientemente se ha prohibido en la Unión Europea, donde la las poblaciones de colmenas también se han desplomado, la utilización de estos pesticidas durante dos años. Pero van Engelsdor dice que el nuevo estudio muestra que es la interacción de múltiples pesticidas lo que está afectando a la salud de las abejas. “El tema de los pesticidas en sí mismo es mucho más complejo de lo que hemos llegado a creer”, dice. “Es mucho más complicado que un solo producto, lo que significa, por supuesto, que la solución no consiste simplemente en la prohibición de un tipo de producto.
El estudio mostró además que el polen que las abejas recogían también de las malas hierbas y flores silvestres cercanas estaba igualmente contaminado con plaguicidas, aunque esas plantas no eran el objetivo de la pulverización.

Esto  lo contaban apicultores hace años, lo que está matando a las abejas es el veneno al que las llevamos sometiendo durante décadas de agricultura “eficiente”: herbicidas, fungicidas y pesticidas. Ahora, el Departamento de Agricultura de EE.UU. nos lo presenta en un estudio que lo hace oficial. Y recuerda, el bouquet de productos químicos descubierto por los científicos en su estudio, ¡Se encuentra en el polen de las plantas de las que nos alimentamos también nosotros!

EL SILENCIO DE LAS ABEJAS


 La desaparición de  las abejas

En 2006 saltó la alarma: colonias enteras de abejas de la miel se desvanecen sin dejar rastro Sin ellas, muchos de nuestros alimentos desaparecerían, y con ellos, nuestra forma de vida Los expertos estudian cuáles son las causas que ponen su existencia en peligro.

 

 


Dave Hackenberg lleva ganándose la vida como apicultor desde 1962, cuando decidió dedicarse a la cría de las abejas de la miel. Su negocio consiste en transportar sus colmenas a lo largo y ancho de Estados Unidos a bordo de grandes camiones.   Este apicultor recorre todos los años miles de kilómetros de costa a costa con sus  colmenas para polinizar las plantaciones de manzanos de Pensilvania –donde tiene su casa de verano– o los extensos cultivos de almendras de California, a principios de la primavera. En otoño de 2006, Hackenberg se desplazó a Florida, donde tiene su casa de invierno, para que sus abejas se ocuparan de fertilizar los amplios cultivos de calabazas. Sus colonias eran un hervidero cuando las dejó, pero al regresar allí un mes después se encontró con la mayor sorpresa de su vida. Más de la mitad de sus 3.000  colmenas aparecían desiertas, con tan solo la abeja reina y unas cuantas obreras guardianas. Los alrededores tampoco mostraban cadáveres de abejas. Los insectos se habían desvanecido.  
Hackenberg comunicó el suceso a sus colegas, lo que le costó no pocas críticas. Enseguida lo tacharon de apicultor descuidado. Pero poco después, los casos de desapariciones misteriosas de abejas se propagaron entre otros muchos colegas. Estos insectos tienen un fuerte sentido colectivo, dentro de una sociedad que gira alrededor de la abeja reina . Dependiendo de la edad de las abejas, realizan diferentes funciones dentro de la colmena  guardianas que defienden la colmena, otras    cuidan los huevos y las larvas hasta que emergen de sus celdas, y otras que se encargan de traer el alimento –néctar y polen a la colmena, transformando el néctar en miel. El abandono de una colmena resulta un comportamiento inconcebible: un suicidio colectivo. Los apicultores, aterrados, no encontraron restos de insectos, ni señales o pistas que pudieran explicar la tragedia. Las abejas se habían desvanecido inexplicablemente.

En la primavera de 2007, los investigadores descubrieron que una cuarta parte de los apicultores estadounidenses habían sufrido pérdidas catastróficas. Pero el desastre se propagó a otros países: Brasil, Canadá, Australia, y también en Europa, en Francia y España. En la televisión saltaban extrañas noticias como la desaparición de 10 millones de abejas en Taiwán. Desde aquel otoño de 2007 se vienen repitiendo las desapariciones masivas. Hackenberg pasó de apicultor descuidado a pionero, el primero en dar la voz de alarma: millones de abejas desaparecen cada año. Algo está ocurriendo. “Sí, es un fenómeno global”, afirma Carlo Polidori a Como experto en comportamiento de himenópteros e investigador del Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), Polidori es muy consciente del problema. En Europa, las pérdidas de colmenas se suceden anualmente a un ritmo de un 20%, observa con preocupación. “En este año se han perdido en Inglaterra el doble de colmenas que el año anterior”.

En España, las noticias anteriores al hallazgo de Hackenberg son incluso peores. “Antes de 1994 había una desaparición anual de entre el 5% y el 7    “A partir de esta fecha estamos entre el 35% y 40% (de pérdidas)”.  Cabe  destacar  que en algunas regiones las pérdidas de colmenas llegan hasta el 90%. En España, la situación roza el drama. Han desaparecido  miles y miles de colonias en los últimos  años. Las pérdidas económicas se contabilizan por cientos de  millones de euros,   pero el valor polinizador “se eleva a más de mil millones de euros”.

Existen alrededor de 20.000 especies de abejas, pero las abejas de la miel (Apis mellifera) son extraordinarias ya que polinizan una amplia variedad de flores. Cada individuo es un prodigio de la ingeniería biológica: está equipado con sensores de temperatura, de dióxido de carbono y de oxígeno, y su cuerpo está diseñado para cargarse de electricidad estática. Cuando las abejas recolectan el alimento en las flores, los granos de polen que quedan adheridos a ellas permiten que el polen de una flor viaje hasta otra, la cual se fertiliza. El resultado es una semilla y un fruto. La magnitud del fenómeno resulta increíble cuando examinamos la labor colectiva. En una  colmena puede haber  entre 60.000 y 80.000 abejas, de las que 40.000 salen en busca de alimento. Cada obrera realiza hasta 30 salidas diarias, y en cada viaje puede llegar a polinizar un total de 50 flores. En una sola jornada de trabajo, una colmena puede lograr la fertilización de millones de flores. Los cálculos   sugieren que una sola colmena es capaz de encargarse de fertilizar las flores en una zona de 700 hectáreas, es decir, la superficie equivalente a unos 350 campos de fútbol.
La importancia económica de las abejas de la miel es colosal. En la Red circula una citación atribuida a Einstein que sugiere que si las abejas desaparecieran hoy de la Tierra, el hombre solo podría sobrevivir cuatro años. Sea o no cierta esta cita, hay una parte de verdad en ella que evoca un futuro apocalíptico.Las abejas de la miel intervienen en uno de cada tres bocados que nos llevamos a la boca. Los cultivos básicos como el arroz, el trigo o la cebada son polinizados por el viento. Pero en un mundo sin abejas, una gran parte de las frutas y verduras comunes de los supermercados desaparecerían de las estanterías. Sus precios resultarían tan astronómicos que un kilo de manzanas podría costar casi como el caviar.

Y si no, echen un vistazo a la siguiente lista. En España, la polinización de las abejas permite que tengamos almendras, melocotones, cerezas, ciruelas, manzanas y peras; también hacen posible la alfalfa y el trébol; frutas como melones, pepinos, calabazas, calabacines y berenjenas, las fresas, frambuesas, las zarzamoras y el tomate. A las abejas le debemos los espárragos, el aceite de colza o de girasol y   fibras textiles como el lino o el algodón. La vid depende parcialmente de la labor de las abejas –y con ella, la producción de vino y mosto.

 “Más del 80% de las plantas con flores son polinizadas por animales”, “Y más del 30% de las plantas de cultivo y frutas dependen de la polinización por parte de las abejas”.
Y si bien hay especies de abejas silvestres y abejorros que hacen un trabajo muy importante –pudiendo ser en algunos cultivos hasta más efectivo que el realizado por las abejas de la miel–, el carácter todoterreno de estos animales colectivos les convierte en la especie de insecto que más importancia económica tiene para el hombre.

En un mundo sin abejas, gran parte de las frutas y verduras desaparecerían de los supermercados.
  Meses después  de  las  primeras desapasiones de abejas en las colmenas, los investigadores catalogaron el fenómeno como“ colapso desordenado de la colonia” (CCD, siglas en inglés de colony collapse disorder).  al día de hoy, los interrogantes persisten. Los investigadores han indagado como si fueran forenses científicos en busca de cadáveres que examinar; han realizado autopsias en las  abejas en busca de parásitos, virus y rastros de insecticidas; han examinado la capacidad reproductora de las abejas  reina, y han realizado un sinfín de estudios de toxicidad buscando restos de pesticidas en los granos de polen.
Hasta el momento, no han encontrado a un solo culpable, pero sí muchas pistas, y todas inquietantes. Los inmensos campos de monocultivos que sostienen la agricultura mundial son un festín continuo para legiones enteras de insectos devoradores. La única manera de mantenerlos a raya es rociándolos con nuevas fórmulas de plaguicidas e insecticidas cada vez más letales. Y estas sustancias tóxicas podrían alterar el comportamiento y el sistema nervioso de las abejas. En concreto, un tipo de pesticidas sintéticos –llamados neonicotinoides– atacan los centros del sistema nervioso de los insectos. Cuando las abejas obreras salen para recoger el néctar, entran en contacto con estas sustancias, que alteran su sistema nervioso. Los animales, desorientados, no encuentran el camino de vuelta hacia la colmena –situado a kilómetros de distancia– y mueren lejos. Esto podría explicar el hecho de que los investigadores suelen encontrar las colmenas con los panales casi vacíos sin  abejas posadas en los panales.  

  “La puesta en el mercado de estos pesticidas neurotóxicos y sistémicos coincide con las pérdidas registradas de hasta un 40%”. Si la legión de obreras que parten para recolectar polen no regresa, la colmena no dispone de suficientes individuos y está condenada irremisiblemente a morir.
Los pesticidas podrían tener otro efecto devastador. Debilitan a las abejas y las hace más susceptibles al contagio de patógenos y virus. Un tipo de ácaro, la Varroa destructor, “es capaz de destrozar una colonia entera”. Estos ácaros se pegan al cuerpo de las obreras y transmiten un virus letal que deforma el abdomen y las alas de las  abejas. Con defensas débiles, estos insectos sucumben también ante un parásito unicelular llamado Nosema, que produce esporas que los infectan. Una de las características de la enfermedad radica en un cambio de comportamiento. Las abejas jóvenes que cuidan de las crías de la colmena y que resultan afectadas por el parásito dejan su labor como nodrizas y se convierten en guardianas de la colmena, o en abejas obreras que salen para alimentarse. Al cambiar el ciclo, las cría se queda desguarnecida y mueren. La comunidad empieza a derrumbarse desde dentro.

Los apicultores en todo el mundo se enfrentan a un nuevo reto. En Estados Unidos, la cría de abejas se ha transformado en un negocio en el que centenares de miles de colmenas son transportadas a lo largo y ancho del país. Uno de los acontecimientos del año es la polinización de los cultivos de almendros en California. Los apicultores llegan con sus grandes camiones, rocían de antibióticos los panales para mantenerlos libres de enfermedades y alimentan a las abejas con sirope de glucosa. Ante la pérdida de  colmenas, se han llegado a importar abejas desde Australia para mantener la industria de la almendra californiana. Los insectos llegaban a bordo de aviones Boeing 747.

El doctor Eric Mussen, del departamento de entomología de la Universidad de California en Davis (Estados Unidos), es a la vez un académico y un experto apicultor, el puente ideal entre la ciencia entomológica y el mundo real, en el que los apicultores han domesticado y criado a las abejas desde hace siglos. “Cada país es diferente, pero los apicultores están teniendo dificultades para mantener el número de las abejas de sus colonias”, admite este académico.
En Estados Unidos, asegura, la mayoría de los apicultores está alejándose de la agricultura comercial masiva. El mensaje de sus colegas orgánicos ha calado, al menos en lo que respecta al manejo de las  colmenas. No hace mucho se acarreaban las  colmenas en vagones junto con caballos, o en camiones mal acondicionados. Pero ahora las colmenas viajan en tráileres preparados con suspensión neumática. Estos largos desplazamientos no suponen un gran problema para las abejas, ya que en apenas un par de días se adaptan al lugar.
Las importaciones de abejas de otros países también se han suspendido en Estados Unidos por el temor a que con ellas lleguen nuevas enfermedades. El porcentaje de pérdidas en la actualidad es  entre el 20% y el 30%  es una media estadística, aunque en el caso de algunos apicultores se eleva al 50% e incluso al 80%.

El problema esencial para las abejas,   es conseguir una buena nutrición. Las obreras deben salir para recolectar alimento, polen y néctar de buena calidad. De ellas depende una colmena de miles de individuos a los que tienen que alimentar de manera incansable. Los monocultivos ganan cada vez más terreno, ya que sostienen una agricultura masiva necesaria para alimentar a millones y millones de personas. Para las abejas, este efecto es devastador. Es como si, para los seres humanos, los campos cultivables en todo el planeta se fueran convirtiendo en desiertos de arena.
En Europa, las pérdidas de colmenas oscila  también entorno a 20%  30% anual. Una colmena al lado de una gran plantación de maíz está casi condenada a muerte, por ejemplo. Los insectos no encuentran alimento y además se impregnan de insecticidas. La malnutrición afecta a sus defensas y a los sistemas para desintoxicarse. Se hacen más débiles frente a agresores como el ácaro Varroa . Para evitarlo, los apicultores suelen  tratar las colmenas con sustancias antiparasitarias para mantener lo más baja posible la población de ácaros. Pero muchas veces es como añadir gasolina al fuego. “Con ello aportan otra sustancia química a la cual tiene que enfrentarse el sistema de desintoxicación de la abeja”, que de por sí ya está debilitado. Y los ácaros también contagian los virus, tanto a las larvas como a los individuos adultos.
Los perjuicios que sufren las colonias tienen orígenes distintos –ácaros, los virus que portan, la falta de alimento y las enfermedades importadas de otras abejas, pero cuando se combinan es como si la comunidad sufriera un ataque multidimensional cuyo efecto se va multiplicando a medida que las defensas de las abejas disminuyen. Los obstáculos se superponen. Este es el punto clave. En una situación de equilibrio, las defensas naturales de las abejas mantienen a raya a los ácaros y a las enfermedades. Pero ahora hay graves agujeros en esas barreras defensivas. La presencia de parásitos en las colmenas es cada vez mayor. Hay una incógnita sobre quién ganará finalmente la batalla, si las abejas o sus enemigos, y todo dependerá de si las defensas se derrumban o no. Por ahora, parece que los parásitos llevan ventaja.


Los pesticidas neonicotinoides son solo una parte del problema. Ya que en los análisis realizados a los granos de polen se ha observado que “están contaminados por todo tipo de pesticidas y residuos”. La Unión Europea se dispone a restringir el uso de estos pesticidas sintéticos, pero eso significaría colocar en los cultivos otros pesticidas orgánicos igualmente dañinos.   Las abejas nos están mandando un mensaje que recuerda nuestra estupidez. “Sabemos que estos insectos son indispensables para la subsistencia del género humano, pero durante décadas nos hemos dedicado a rociar los campos con plaguicidas. Las abejas nos recuerdan que siempre llegamos tarde”.
¿Qué opciones pueden ofrecer las investigaciones? Quizá podríamos recurrir a otros polinizadores distintos de las abejas de la miel. Existen especies de abejas silvestres que ahora no están domesticadas por el hombre, pero que podrían cultivarse en el futuro para hacer un magnífico trabajo de fertilización.
A pesar de la gravedad de la situación,  se puede mantener relativamente una visión optimista sobre estos maravillosos insectos. “Las abejas llevan existiendo desde los tiempos de los dinosaurios y las glaciaciones, han sobrevivido a todo eso, así que creo que también van a sobrevivir a los humanos”. Si los apicultores no pueden finalmente mantener los números de abejas en sus colmenas para sostener la polinización comercial, el mundo cambiará. Pero lo haría de forma gradual, con una escasez desigual en la producción de frutas y verduras dependiendo del lugar y de la presencia o no de otros insectos polinizadores. Y, sin duda, con el tiempo las frutas y verduras se convertirían en un manjar al alcance de los más ricos. “Será un proceso lento y  que traerá graves consecuencias para alimentar un planeta cada vez mas poblado  
 El País Semanal.

AGENTES CAUSANTES DE ESTRÉS EN LAS ABEJAS


                

Los agentes causantes de estrés en las abejas pueden ser de muy variada etiología. Individualmente o en conjunto pueden debilitar al insecto y producir su muerte, hecho que en los últimos años preocupa mucho a la sociedad científica.





El problema medioambiental es de bastante gravedad, ya que las abejas tienen un papel muy importante en la polinización de muchas especies de plantas, y sirven de alimento a numerosas especies de vertebrados. Según Albert Einstein: “Si la abeja desapareciera de la Tierra, al hombre sólo le quedarían cuatro años de vida: sin abejas no hay polinización, ni hierba, ni animales, ni hombres…”.

¿Qué pasa en una colmena mal ventilada cuando hace calor?

Los nidos de cría de las colonias deben mantenerse a una temperatura constante que varía de 34º a 38º C. Lo mismo ocurre con la humedad, que ha de mantenerse constante, en torno al 80%. Las abejas tienen termo receptores en sus antenas que captan los cambios de temperatura en el ambiente y les permiten adaptarse. En este caso, cuando la temperatura de la colmena supera los 35º C las abejas sacuden sus alas para expulsar el aire caliente y así la refrescan. No todas las abejas participan de este movimiento, sólo algunas (Coppa, 2006). 
Si el calor sigue aumentando, un grupo de abejas sale de la colmena y se coloca por debajo para refrescarse en la sombra. Si continúa el calor salen más abejas y comienzan a ventilar desde fuera a toda la colmena. Con calores prolongados e intensos ventilan hasta por la noche. Si el calor no disminuye, la temperatura corporal irá subiendo poco a poco hasta “freír” a las abejas por dentro: las proteínas se coagulan por encima de los 45º C y pierden sus funciones.
Esta situación provoca además que las abejas defensoras o sanitarias, al tener que colaborar con la ventilación, abandonen sus tareas habituales, dejando a la colonia expuesta al acoso de parásitos, bacterias, hongos o virus.
Si a pesar del gran esfuerzo desplegado por la colonia no se logra rebajar la temperatura, la cría muere deshidratada, la reina corta la puesta, se derriten los panales y se paraliza la colonia.




¿Qué pasa en una colmena mal ventilada cuando hace frío?

Las abejas son expertas en mantener la temperatura más alta que el medio ambiente en épocas de mucho frío. El frío minimiza su actividad hasta provocar la muerte. Algunas razas suspenden la puesta, ya que las crías requieren de más calor y humedad para sobrevivir que una abeja adulta. 
Como mecanismo de regulación, las abejas cuando perciben el descenso de temperatura (de 14-12º C) se agrupan en racimos, con la reina en el centro, formando un “bolo invernal” que se irá compactando a medida que ésta siga descendiendo (Mendizábal, 2006). De esta manera, con pequeñas vibraciones, liberan calor manteniendo la temperatura; sin embargo, les es más difícil controlar la humedad, que tiende a condensarse dentro de la colmena. Ésta se genera por el consumo de miel que hacen las abejas. Por cada litro de miel consumida se produce un litro de agua. Esta humedad, en época de actividad, sale de la colmena mediante el mecanismo de ventilación que desarrollan. Pero en invierno las abejas arracimadas no utilizan el batido de alas para ventilar, de manera que la colmena en sí debe estar dispuesta para que se favorezca la ventilación sin la intervención de las abejas (Coppa, 2006).
Si la colmena está en la sombra en lugares de poca ventilación y alta concentración de humedad la combinación es explosiva, derivando en una permanente situación de estrés de la colonia y un ambiente muy favorable para el desarrollo de algunas enfermedades como la ascoferosis (micosis producida por Ascosphaera apis), nosemosis (parasitosis causada porNosema apis) o loque europea (enfermedad bacteriana por Melissococcus pluton) (Llorente, 2003).

Disponibilidad de agua

Otro elemento imprescindible para la supervivencia es el agua. Si falta agua en el organismo éste intenta recuperarla de donde sea. El primer efecto es el espesamiento de la hemolinfa, que provoca la salida de agua de los tejidos hacia la sangre y afecta al sistema nervioso y al respiratorio. En estas condiciones las abejas se debilitan y se hacen muy sensibles ante cualquier otro proceso patológico.











Disponibilidad y/o calidad de alimento
El polen provee a la colonia de toda la proteína necesaria para el desarrollo del cuerpo y su normal funcionamiento. 
Cuando tienen suficientes reservas las abejas mantienen un comportamiento relajado y no se sobrecargan de trabajo en invierno, pero si la colmena se queda sin reservas (esto es, sin miel operculada en una cámara melaria), salen desesperadas a buscar alimentos, y si pueden, a robarle a otra colmena su reserva (pillaje). Y es que cuando les falta miel, falla el suministro de hidratos de carbono, no pueden producir energía, sobre todo calorífica, y disminuye su capacidad de mantener la temperatura constante, circunstancia especialmente grave en la zona de cría, que acaba paralizada. Esta situación es especialmente dramática cuando además hay una baja temperatura ambiental.
Por otro lado, el exceso de néctar tampoco implica una mejora en la calidad de vida. Cuando esto sucede, y sobre todo si concurren épocas de calor, de alta humedad ambiental o poca ventilación del colmenar, se produce una sobrecarga de trabajo de día y de noche que agota a las abejas haciéndolas muy agresivas, por lo que en tal situación llega a ser muy peligroso manipular las colmenas. Además, debido al estrés, se produce un descenso en la tasa de proteína corporal, por la elevada demanda, con la consecuente disminución de su longevidad. 
Cuando se da un periodo de bajo ingreso de polen (porque no haya o porque el que hay no tiene los nutrientes adecuados -sequía, polen de eucalipto, gramíneas o pino-), las abejas nodrizas no pueden desarrollar correctamente las glándulas hipofaríngeas y por tanto no pueden alimentar a las larvas con jalea real. En estos casos son las abejas viejas las que las alimentan. La falta de polen también provoca en el organismo de las abejas “hambre de proteínas”, que tratan de solucionar extrayendo proteínas de donde las haya, fundamentalmente del músculo y los intestinos. Esta situación puede provocar daños celulares en estos tejidos, con la consiguiente disminución del peso corporal. Paralelamente a ese proceso orgánico hay un aumento del instinto de recolección de polen, lo que hace que, si no lo encuentran, recolecten cualquier cosa que se le parezca (harina, polvo de paja, polvo de los piensos para ganado, etc.).




Influencia del cambio climático sobre la actividad de la colmena

Las abejas tienen actividades anuales que van asociadas a las condiciones climáticas. Lo que está ocurriendo con el cambio climático es que determinados árboles adelantan su floración porque se adelanta la primavera, sin embargo, las abejas no salen debido al frío y se mueren de hambre. El tiempo las engaña. 
En nuestro país, el año 2005 fue especialmente nefasto en este sentido (Hernández, 2006), pues a los bajos precios derivados del aumento en las importaciones de miel se sumaron las nefastas condiciones climatológicas por la sequía y la sorprendente y extraña muerte de millones de abejas (síndrome de desabejación). 
Aunque no se conozca la causa exacta de tal misterio, el cambio climático que está sufriendo el planeta influye en el despoblamiento. 





¿Y las radiaciones?

Las abejas utilizan los cristales de magnetita como magnetorreceptor. Jungreis (1987) investigó la habilidad de los insectos para viajar estacionalmente largas distancias, lo que requiere la utilización de algunos mecanismos hereditarios para encontrar la dirección adecuada. Se hallaron partículas de magnetita biológicamente sintetizadas tanto en especies migradoras, que las utilizan como una brújula en el campo magnético terrestre, como en las especies no migrantes, para las que tienen una función todavía desconocida.
Desde hace meses se viene hablando de la misteriosa desaparición de enjambres enteros de abejas en distintos lugares del mundo, en especial en EE. UU. y determinados países europeos (España incluida).
Hay sospechas de que la radiación electromagnética podría interferir en los sistemas de navegación de las abejas, aunque no existen estudios concluyentes. Varios medios de comunicación han publicado con cierta regularidad noticias relacionadas con la crisis del sector apícola, producida entre otras razones, por las mortandades de abejas y despoblamiento de las colmenas de origen desconocido. Teniendo en cuenta los efectos conocidos de las microondas sobre los insectos y en particular sobre las abejas, y habida cuenta de la proliferación de estaciones base en el campo, es necesario investigar si las radiaciones de telefonía están incidiendo de alguna manera en estas mortandades. Los resultados deben ser considerados por los apicultores españoles con el fin de prevenir posibles pérdidas económicas (Balmori, 2006).
Varios autores (Ramirez et al., 1983) han demostrado la agitación, inquietud y el comportamiento agresivo que muestran las abejas expuestas a los campos electromagnéticos de las líneas de alta tensión. 
En una interesante revisión, Balmori (2006) destaca entre otros, los estudios llevados a cabo por Ferdinand Ruzicka, investigador de la Universidad de Doz (Austria) y apicultor aficionado, quien explica cómo los problemas de sus abejas comenzaron tras la instalación de varias antenas de telefonía en las cercanías de sus colmenas (a 50 metros de una estación base y a 150 metros de otras tres más). El investigador no encontró explicación a este comportamiento ni por enfermedades, ni por envenenamiento, culpando del mismo a la radiación de las antenas (Ruzicka, 2003).
En ese mismo artículo, se cita también las observaciones realizadas en 1997 por A. Firstenberg, relativas a la desaparición de abejas en la proximidad de antenas de telefonía en Nueva Zelanda señalando que las que recibían directamente el haz de radiación morían sin razón aparente. 
Por el contrario, en dos estudios financiados por la NASA, de Westerdahl y Gary (1981a, b) no se encontraron diferencias en la mortalidad ni en el consumo de azúcares ni variaciones en la orientación del vuelo o la memoria en abejas que fueron irradiadas con microondas. 





Conclusión

Como conclusión, podemos decir que son muchas las causas que producen estrés en estos insectos, y seguramente gran parte de la responsabilidad de tantas alteraciones está en el ser humano. Nuestro papel, como futuros veterinarios es ser conscientes de esta realidad y ayudar al sector implicado.

 Adriana Grille y María Calviño. 
Estudiantes de segundo ciclo. Facultad de Veterinaria de Lugo.

Universidad de Santiago de Compostela.  

ETIOLOGÍA DE NOSEMA CERANAE










EL ENIGMATICO CASO DE LAS ABEJAS QUE DESAPARECEN









                              http://papeldigital.info/tendencias/2013/08/17/01/paginas/015.pdf

LOQUE AMERICANA

La Loque americana (LA) es una enfermedad bacteriana producida por un 

bacilo denominado Paenibacillus larvae White., este microorganismo posee forma de bastón de unas 2,5 a 5 micras de largo por 0,4 - 0,8 micras, móvil con flagelos. Una característica fundamental de P. larvae es la formación de endosporas, las cuales son extremadamente resistentes al calor (30 minutos

 a 100 y 15' a 120), desinfectantes químicos, cloro, radiación UV (20 minutos), iodados y agua caliente con cualquier aditivo.
Las esporas de Paenibacillus larvae pueden  infectar  más de 40 años, aunque ven disminuida su viabilidad luego de este periodo. Presentan la particularidad física fundamental de poseer movimiento browniano, por lo tanto, cuando se observan al microscopio óptico se muevan constantemente permitiendo así una mejor identificación,


SINTOMATOLOGÍA Y DAÑO

La Loque Americana es una enfermedad de las crías que las mata después que han terminado su etapa de larva. Principalmente mueren en estado de propupa, aunque es probable que algunas lo hagan en estado de pupas. Luego de 1 mes de la muerte de la larva, es característica la formación de una escama adherida a la pared inferior de la celda pudiendo permanecer en el panal por varios años sin que las abejas la retiren.

Cuando la enfermedad se presenta los opérculos de los panales de cría se tornan húmedos y mas oscuros, para luego hundirse. Es en ese momento que las abejas comienzan a retirar los restos larvales. Luego de muertas, las crías adquieren un color castaño y despiden un olor desagradable.
Las larvas muertas por L.A. adquieren una consistencia semifluida, que se asemeja a la goma de mascar, es por esto que cuando se introduce un palillo dentro del opérculo este arrastra un residuo castaño en forma de hebra viscosa, que se estira hasta 4 cm.
Actualmente se están presentado casos, que si bien presentan una sintomatología clínica dudosa (Loque atípica), mediante técnicas de laboratorio se confirma la presencia de Paenibacillus larvae, agente causal de Loque americana. En estos casos se presentan diferentes bacterias asociadas.


CICLO DE VIDA 
Las larvas de abejas se infectan al ingerir el alimento contaminado con esporas de LA éstos germinan irregularmente en un periodo entre 24 y 48 hs. en el intestino y dan origen a las células vegetativas (bacilo). Las bacterias no pueden atravesar la pared intestinal hasta que la larva se convierta en propupa. Cuando esto ocurre, las bacterias llegan a la hemolinfa y proliferan multiplicándose violentamente hasta matar a la cría.
Una escama posee aproximadamente 2,5 billones de esporas.
Larvas de menos de 24 horas solo necesitan 6 esporas para infectarse, mientras que una larva de 3 días necesita ingerir millones de esporas para ser infectada ; pasado este período difícilmente se infecten.
Las larvas de REINAS son más susceptibles a la enfermedad que las larvas de OBRERAS y estas que las larvas de ZANGANOS.

DIFUSION DE LOQUE AMERICANA 
Los principales agentes de difusión de la enfermedad son : pillaje, deriva de abejas, alimentación (miel y polen), intercambio de cría de una colmena a otra y el manejo del apicultor (palanca, guantes, panales abandonados en galpones abiertos, vehículos contaminados, etc.).

Las colonias muy afectadas de LA, ven gradualmente disminuida su población, hasta el punto que la reina con unas pocas abejas, abandonan las mismas, si bien las causas de este abandono no son aun muy conocidas, algunos autores sostienen que puede ser producido por el excesivo olor reinante en el medio-ambiente de la colmena. Este hecho deja la colmena infectada expuesta al pillaje de las otras colonias del apiario. 




La Loque Americana es una enfermedad NO ESTACIONAL, que lleva invariablemente a la perdida de la colonia. Aunque puede suceder que cuando aparece un brote este luego desaparezca, es improbable que las abejas puedan retirar de esa colonia todos los esporas formados durante esa primera infección. Por consiguiente en algún momento esos esporas pueden comenzar otra vez el ciclo. 
Los esporos pueden ser transmitidos a las larvas por las abejas adultas encargadas de limpiar los panales, también pueden contaminarse por esporos que persisten en el fondo de las celdas.
Las abejas adultas pueden identificar la infección muy poco después que esta se produce. Sin embargo durante la enjambrazón en el momento de elegir una nueva colmena, ellas no pueden distinguir entre panales contaminados o no, por lo cual mantener colmenas muertas y abandonadas en el campo puede ocasionar la infección de enjambres. 
En la mayoría de los casos las colonias enfermas que se recuperan parecen sanar abruptamente durante la temporada de miel. Esto se debe fundamentalmente a:
• Los esporos pueden diluirse en el néctar recién recolectado hasta tal punto que las larvas jóvenes susceptibles tienen pocas probabilidades de recibirlas con el alimento. 
• Las abejas evitan almacenar miel o polen en celdas que contengan restos larvales de larvas muertas por Loque Americana. 
• El flujo del néctar estimula el comportamiento higiénico de las nodrizas. 





IMPORTANCIA DE LA MIEL COMO FUENTE DE CONTAGIO
Presencia de esporos en miel:
• 100% de las colonias infectadas 
• 26.1% de las colonias sanas ubicadas en colmenares que hayan tenido algún caso positivo. 
• 4% de las colonias sanas de apiarios que no presentan la enfermedad, pero ubicadas en zonas infectadas. (Hornitzky & Karlovskis, 1989) 
Mantener bajos niveles de infección contribuye a frenar el grado de difusión de la enfermedad, ya que durante el proceso de deriva, abejas de colmenas infectadas, son capaces de transmitir la enfermedad a colmenas fuertes.
DIAGNOSTICO:
Por tratarse de una enfermedad agresiva, es importante saber reconocerla y detectarla en los primeros momentos de la infección.
Se deben considerar determinadas pautas al momento de realizar la inspección :
• Porcentaje de marcos de cría inspeccionados. 
• Localización en la cámara de cría de los marcos que se inspeccionan. 
• Frecuencia en el año/temporada con que se realizan las inspecciones. 
• Observación minuciosa de los opérculos y restos larvales. 
• Tiempo empleado en la inspección de la cámara de cría. 
Durante la observación a simple vista se puede ver:
• El panal de cría no tiene una postura pareja. Se ven celdillas vacías, sin postura, ni larvas, alternadas con celdas operculadas (cría salteada). 
• En los panales de cría suelen encontrarse opérculos hundidos, mas oscuros que lo normal, grasosos y con pequeñas perforaciones. 
• Larvas muertas de color marrón, de aspecto "gomoso", que al introducir un palillo y retirarlo se estira como "chicle". 
• Las escamas, producto de las larvas muertas, quedan adheridas longitudinalmente a la pared de las celdas. Son de color marrón muy oscuro, casi negro, muy difíciles de retirar. 
• Las larvas muertas, comienzan a descomponerse, desprendiendo un olor fuerte característico.





CONTROL
Por las características propias de la enfermedad, una vez que la LA se detecta en una región muy difícilmente pueda ser erradicada por completo de dicha zona. Cualquiera de los métodos descriptos a continuación deben complementarse indefectiblemente con un programa intensivo de revisiones periódicas de los apiarios (en un intervalo de 90 días como mínimo), incluida la época invernal, ya que una sola colonia abandonada en el campo puede destruir el trabajo de varios años de control.Resulta imprescindible adecuar las acciones tendientes a controlar la enfermedad de acuerdo a cada caso y a cada sistema en particular, debidamente asesorado por un técnico.
Destrucción por fuego de las colonias enfermas: 
Esta es siempre la mejor opción para erradicar la enfermedad. La destrucción implica:
• Se debe realizar un pozo en la tierra con un diámetro de acuerdo a la cantidad de material a quemar, de aproximadamente 60-70 cm. de profundidad. Sobre el hoyo se colocan 2 o 3 palos verdes o barras de metal, donde se colocará el material a ser quemado. 
• Matar las abejas mediante la utilización de un insecticida o un paño embebido en nafta (300 ml). Para este procedimiento no se debe usar humo, ya que las abejas llenan sus buches con miel contaminada aumentando el riesgo, de escape y contaminación de otras colmenas. Este procedimiento se puede realizar a cualquier hora del día debido a que las abejas que están pecoreando difícilmente presenten esporos en sus buches, ya que ellas retornan con néctar recién colectado de flores. 
• Una vez que se verifica que las abejas han muerto se procede al quemado de panales, abejas y marcos. Si el material de madera no es incinerado junto con las abejas se debe desinfectar o esterilizar perfectamente. 
• Durante el proceso de quemado se debe evitar que la miel sea derramada fuera del pozo. 
• Una vez finalizada la incineración se debe tapar el pozo, a fin de evitar el pillaje de la miel, cera y propóleos, que no se hayan terminado de quemar. 
• Este sistema es recomendable cuando la incidencia de LA en los apiarios es menor al 5% anual. 
Paquetes de abejas
La tecnología de paquete, es uno de los métodos mas eficaces para recuperar colonias afectadas con Paenibacillus larvae. Si bien esta tecnología no es 100% eficaz, permite disminuir la infección mejor que cualquier otra alternativa de manejo.


Este marco tiene AFB cría o loque americana.  Usted puede decir por las perforaciones de los opérculos, también tenga en cuenta el patrón de cría escopeta.  También puede ver opérculos hundidos o cóncava en el marco en el que normalmente son de forma convexa.
loque americana
Los pasos a seguir son los siguientes:
• Cortar las alas y enjaular las reinas de las colmenas afectadas. 
• Sacudir con ayuda de un embudo y un rociador de agua; las abejas dentro de un paquete, conste que las abejas deben ser rociadas previamente al sacudido. Al igual que para quemar una colonia debemos evitar el uso de humo, reemplazándolo por un buen rociador de agua con azúcar. 
• La cantidad de abejas necesarias para la confección de un paquete de recuperación de colonia, es aproximadamente 1800 gramos, que son aproximadamente 6 marcos de abejas. 
• En caso de que una colonia muy debilitada por la enfermedad no alcanzara este peso se debe completar con abejas de otra colmena. 
• Matar el excedente de abejas e incinerar los panales de cría y polen. La miel puede ser extractada si se manipula adecuadamente para evitar el pillaje. El resto del material apícola deberá ser desinfectado. 
• Colocar los paquetes con alimentador en un lugar oscuro y fresco, durante 48 o 72 horas 
• Preparar una cámara de cría, con tres marcos de cera estampada y un alimentador, nunca se deberán utilizar cuadros con cera labrada ya que las abejas tienden a colocar la miel con esporos en las celdillas. 
• Colocar el paquete dentro de la cámara, durante dicha operación se deberá sacar la reina y colocarla entre los marcos de cera estampada, retirando el tapón del candi. y mantener la cámara totalmente hermética durante 48 horas. 
• Abrir un poco la piquera y llenar nuevamente el alimentador de jarabe con antibiótico. 
• Alimentar cada 4 o 5 días, hasta que completen la cámara. 
Cepillado Doble
Dicho procedimiento consiste en:
• Apartar la colmena de su lugar y colocar un núcleo vacío de cuadros. 
• Sacudir los cuadros de abejas dentro del núcleo con alimentador. 



• Los marcos de la colmena con cría deben ser INCINERADOS indefectiblemente y la cámara desinfectada. Los cuadros con cera podrán fundirse y utilizarse para estampado. La miel podrá extractarse y utilizarla solamente para consumo humano, "nunca deberá alimentar a las abejas con esa miel". 
• El núcleo, en el que se han sacudido las abejas, se dejará en el lugar hasta el anochecer para asegurarse que todas las abejas retornen del campo; en ese momento se debe cerrar con alguna tela metálica que permita la aireación y mantenerlo cerrado por 48 o 72 horas. 
• Al cabo de este tiempo el núcleo se podrá trasvasar a una cámara con cera estampada y alimentador. 
• Alimentar cada 4 o 5 días, hasta que completen la cámara. 
• En el momento que las abejas hayan labrado y contenga las primeras larvas de obreras, se debe añadir en el alimentador jarabe con antibiótico. 
• Esta técnica si bien es mas sencilla que la de paquete, ha ofrecido muchos menos resultados, tanto en recurrencia de LA, como en pérdida de colmenas durante el proceso. En la mayor parte de los casos las abejas mueren en el núcleo o abandonan la cámara. 
Cepillado simple:
• Colocar inmediatamente al lado de la colmena enferma una cámara desinfectada. 
• Colocar 3 cuadros de cera estampada, un alimentador y la reina. 
• Es importante saber que mediante esta metodología solo se baja el nivel de infección de las colmenas, no se elimina la enfermedad por completo, por lo tanto es altamente probable que esta vuelva a aparecer en los próximos meses. Por lo que utilizar este método es aconsejable solo cuando el número de colmenas afectadas es muy grande y el nivel de infección de cada colmena es bajo. 


Quimioterapia
Oxitetraciclinas: Las oxitetraciclinas resultan eficaces cuando una colonia recibe entre 1,20 y 1,25 gramos en 5 litros de jarabe, concentraciones mayores son tóxicas para las abejas.
Sulfatiazol sódico : No se recomienda su uso en Argentina. Se han encontrado un gran número de cepas bacterianas de Paenibacillus larvae resistentes al sulfatiazol.
Es importante recalcar que el sulfatiazol sódico permanece dentro de la colmena por varios meses en forma activa, por lo cual su uso puede contaminar seriamente la miel.
Otros antibióticos: Últimamente fue presentado en la Univ. de La Plata, dos nuevas alternativas para el control químico de la Loque Americana:
Tilosina: un antibiótico de uso común en avicultura, probado con excelentes resultados a campo en dosis de 1,5 gr. de principio activo por colmena, suministrado en un paquete medicamentoso constituido por 50 gr. de azúcar, 20 a 30 gr. de gelatina de cereza y la droga.
Aceites esenciales: probados in vitro, permiten vislumbrar buenos resultados en el control de la enfermedad.
Formas de Aplicación y dosis
Utilización de pastas medicamentosas
Las pastas medicamentosas o Tortas son formadas esencialmente por Aceite vegetal, azúcar y la droga a utilizar. La relación de cada componente es la siguiente:
• 300 gr. de azúcar 
• 150 gr. de aceite vegetal hidrogenado 
• 1,25 gr. de clorhidrato de oxitetraciclina 
A estas pastas se les puede adicionar gelatinas saborizadas de diferentes gustos, a fin de mejorar la aceptación, de las mismas.
Uno de los inconvenientes del uso de pastas medicamentosas, es la dificultad que tienen las abejas para su consumo, es común encontrar que colonias vigorosas presentan una buena utilización y las colonias pobres en población (generalmente aquellas que presentan problemas sanitarios) no lo consumen o lo consumen muy parcialmente.
Espolvoreo
Se aplican por espolvoreo mezcladas con azúcar impalpable o azúcar molida, en una proporción de:
• 43,7 gramos de azúcar. 
• 1,3 gramos de clorhidrato de oxitetraciclina. 
• distribuidos en tres aplicaciones de 15 gramos cada una. 
Las oxitetraciclinas tienen el inconveniente de reaccionar negativamente con las féculas, por eso no es conveniente administrarla con azúcar impalpable (ya que muchas de estas azúcares presentan grandes cantidades de fécula), lo conveniente es moler azúcar común o administrarlo con jarabe.
Se aconseja no espolvorear los medicamentos directamente sobre los panales de cría sino alrededor de estos, ya que cuando el apicultor aplica directamente sobre la cría, los medicamentos suelen mezclarse con el alimento que las obreras dan para las larvas. La alimentación directa de la mayoría de los medicamentos lleva a la muerte de la larva.





CONSIDERACIONES FINALES ACERCA DEL USO DE ANTIBIOTICOS
La eficacia del tratamiento con fármacos es muy variable, los resultados dependen del grado de contaminación del equipo, de la habilidad del apicultor y de la variabilidad de muchos factores naturales que influyen en el curso de la enfermedad.
Los tratamientos incompletos traen aparejado la aparición de resistencia por parte de las bacterias.
Por otra parte una sobre dosificación representa un peligro ya que el exceso de antibiótico puede pasar a la miel; los tratamientos se deben suspender indefectiblemente 2 meses antes de la mielada para evitar la presencia de dichos residuos.
El resultado inmediato del tratamiento con antibióticos es una disminución rápida de los síntomas. Sin embargo se debe considerar que estos fármacos actúan solamente sobre la fase vegetativa de la bacteria sin tener ninguna acción sobre las esporas, con lo cual la colonia continua con la enfermedad sin presentar signos clínicos.
También debemos saber que una vez que se ha comenzado un programa de prevención y control con antibióticos, es muy difícil suspender, el uso de los mismos. Existe la posibilidad que luego de varios años de tratamientos preventivos, se desencadenen infecciones masivas de las colmenas con marcados signos clínicos, como consecuencia de ciertos problemas con los antibióticos como: resistencia por parte de las bacterias, errores de manejo, etc. (ver gráfico siguiente).
La actividad de los antibióticos disminuye rápidamente en los jarabes medicamentosos por lo que es preciso preparar solo lo que será utilizado ese día.



DESINFECCION DE MATERIALES APICOLAS
Esterilización por fuego: En caso de no quemar las cámaras de cría, pisos y techos se deberá proceder a una exhaustiva desinfección que puede consistir en:
Quemado en forma de pira o chimenea: 
• Se colocan 6 o 7 alzas invertidas en forma de chimenea. 
• Se las rocía con querosén, debajo se coloca un techo o piso con un poco de querosén. 
• Una vez que todo esta listo se prende fuego, con los cuidados necesarios de estar trabajando con material inflamable y se deja arder hasta que el apicultor observe que comienza a salir humo de color negro, típico de la combustión de la madera. 
• En ese momento se coloca un techo encima de la pila de alzas con el objetivo de ahogar el fuego. 
• En caso de no apagarse lo mas aconsejable es derrumbar la pila y apagar con arena o agua. 
• Los pisos y techos se pueden quemar con querosén individualmente de uno en uno. 
• Luego de que el productor realice este procedimiento varias veces logrará hacerlo tan eficientemente que podrá desinfectar gran cantidad de material en poco tiempo. 
Parafina caliente: Este sistema consiste en sumergir el material apícola en parafina a 150 grados, para dicho proceso se deben construir algunos aparatos, que permitan la realización del trabajo en forma segura. Algunos diseños como el DHT permiten una desinfección adecuada con un gran margen de seguridad. Dicho diseño permite colocar el material en parafina caliente y dejarlo por un lapso de 5 minutos sumergido, esto basta para realizar una buena desinfección. Por medio de este sistema no solo se logra un buen resultado en términos sanitarios sino que permite una mayor vida útil del material apícola. 

Lavado con soda cáustica: Sumergir el material en soda cáustica al 15% con agua hirviendo, esto se debe realizar con mucho cuidado ya que el producto es altamente corrosivo y puede dañar al apicultor. 
Antes de tratar los materiales, deben ser raspados para no malgastar la solución disolviendo grandes piezas de cera y propóleo y así facilitar la penetración en los huecos del material.
El material debe permanecer sumergido desde 5 a 20 minutos, como máximo ya que la solución destruye las fibras de la madera. Una vez retirado se deberá colocar en agua limpia. Se debe tener presente que el hidróxido de sodio es sumamente tóxico.



Paenibacillus larvae es la bacteria que infecta y mata a las larvas de ellos una vez que están sellados.  Aquí puede ver opérculos hundidos, perforaciones opérculos y larvas infecciosas.
  paenibacillus larvae es la bacteria que infecta a la cria y mata a las larvas una vez selladas
ESTERILIZACION DE MATERIALES APICOLAS
Radiación
Una de las alternativas es la irradiación con cobalto-60. 
Actualmente en la Argentina se puede esterilizar todo el material de colmenas por medio de radiación Gamma proveniente de Cobalto-60. Para tal proceso comunicarse con el centro Atómico de Ezeiza. 
Consideraciones finales acerca de la esterilización de panales
Indudablemente el mejor proceso de esterilización es quemar los panales que contengan restos larvales con Loque Americana; y fundir todos aquellos que no contengan cría, para su posterior estampado, ya que en este proceso gran cantidad de esporos se destruyen o son eliminados.
Muchos de los productos aquí mencionados son sumamente peligrosos para la salud y el medio ambiente, por lo que se recomienda:
• Adquirir productos de reconocida calidad. 
• Leer bien y detalladamente las instrucciones de uso. 
• Extremar las medidas de precaución ya que muchos de ellos son sumamente cáusticos. 
• Ante la menor duda consulte a un profesional o un centro especializado.