EL VENENO DE LAS ABEJAS
La apitoxina o 'veneno de abejas' es el segregado por las hembra de la mayoría de las especies de abeja, que utilizan lo que sería su primitivo ovipositor para inocularla como medio de defensa contra predadores y otras abejas intrusas: el ovipositor de las obreras ha ido evolucionando hasta transformarse en un aguijón barbado. Si bien no sólo las obreras disponen de ella sino también las reinas, por ser éstas de importancia vital para la vida y reproducción de la colmena, solamente se utilizan las obreras para la apiterapia.
El aparato inyector, aguijón, o lanceta posee una estructura compleja. Básicamente esta formada por cuatro segmentos. El veneno es inyectado a través del canal central. Las lancetas aserradas suben y bajan alternativamente deslizándose sobre el estilete. Este movimiento impulsa al aguijón más profundamente en la piel o cuerpo de la victima, a la vez que permite el paso del veneno.
El veneno es bombeado continuamente por la acción de los músculos que controlan el movimiento de dichas lancetas aún después de que el aparato inyector ha sido separado de la abeja.
La secreción proviene de varias glándulas ubicadas junto a la base del aguijón; éstas están compuestas de células dotadas de canalículos y morfológicamente recuerdan a dos sacos unidos a tubos cilíndricos, que conducen la secreción hasta el extremo del aguijón. La configuración exacta varía: en las Apinae, Adreninae y Bombinae los tubos se unen cerca de su origen, mientras que en Vespinae, Polistinae y Eumeninae desembocan por separado. A su vez, en
Sphecinae, Phylantinae y Cabroninae
presentan ramificaciones. Una delgada cutícula aísla el veneno secretado de los tejidos sensibles.
La secreción proviene de varias glándulas ubicadas junto a la base del aguijón; éstas están compuestas de células dotadas de canalículos y morfológicamente recuerdan a dos sacos unidos a tubos cilíndricos, que conducen la secreción hasta el extremo del aguijón. La configuración exacta varía: en las Apinae, Adreninae y Bombinae los tubos se unen cerca de su origen, mientras que en Vespinae, Polistinae y Eumeninae desembocan por separado. A su vez, en
Sphecinae, Phylantinae y Cabroninae
presentan ramificaciones. Una delgada cutícula aísla el veneno secretado de los tejidos sensibles.
Además de los tejidos secretores ubicados en la sección tubular, las abejas poseen un segundo grupo secretor, llamado glándulas sinuosas, que en algunas especies aparece morfológicamente integrado.
Las glándulas principales secretan un líquido fuertemente alcalino compuesto en un 52% por melitina, apamina (una neurotoxina), adolapina (un analgésico), fosfolipasa (una enzima que destruye la membrana celular atacando los fosfolípidos que la componen, inactiva la tromboquinasa e inhibe la fosforilación oxidativa), hialuronidasa (un vasodilatador y hemolítico, que ayuda en la dispersión del veneno), histamina, dopamina y noradrenalina.
La apitoxina o veneno de abejas es una sustancia compleja.
Aunque sus efectos suelen atribuirse a la acidez del compuesto, en realidad el ácido fórmico está presente sólo en una de las dos glándulas implicadas en la secreción del veneno. No obstante, la aparentemente más activa de dichas sustancias resulta ser un líquido fuertemente alcalino formado por una mezcla de proteínas, principalmente el polipéptido citotóxico melitina.
Algunos de los componentes del veneno de abeja (apitoxina) y sus efectos conocidos y por lo que se emplea en la apiterapia, son:
- Enzimas
- Polipéptidos
- Componentes no péptidos de bajo peso molecular
En algunos tejidos del organismo humano sano, la fosfolipasa A2 contribuye a la renovación de las membranas celulares, ya que los fosfoglicéridos debilitados de la estructura de la bicapa son lisados y reemplazados por nuevas moléculas sintetizadas por la propia célula.
Se han reportado que la fosfolipasa A2 tiene especial afinidad por las membranas de células tumorales y sobre los lípidos que integran los virus. (acción antiviral).
-Mellitina:
-Inhibe la síntesis de interleuquinas I y II en macrófagos y linfocitos T actuando como un inmunosupresor local abarcando solo en un radio reducido alrededor de la picadura.
- Estimula la síntesis de cortisol en las glándulas suprarrenales actuando vía sanguínea
y produciendo una cascada hormonal que involucra la hipófisis y la elevación de los neurotransmisores en el cerebro.
En cantidades de nanogramos tiene una acción analgésica, ya que bloquea loa canales de calcio dependientes de K+ que son los responsables de la repolarización de las membranas en conducción eléctrica en los axones neuronales.
Inhibe la catálisis de la cicloxigenasa 1 (COX 1) que transforma el ácido araquidónico en prostaglandinas, iniciadoras de los procesos inflamatorios. La COX 1 es la enzima que se activa en los neutrófilos, primera línea de defensa del sistema inmunológico.
También se le atribuye una acción hipotensora y la de incrementar la permeabilidad de los vasos sanguíneos.
También se piensa que tiene una acción antiinflamatoria inhibiendo la COX 2 enzima que existe en las plaquetas humanas.
-Histamina:
ANTIINFLAMATORIO, porque estimula el eje hipotálamo, hipófisis y glándulas suprarrenales e induce a la producción de corticoides endógenos.
el veneno de abeja posee una gran capacidad para estimular el colágeno y la producción de elastina para suavizar, levantar y tensar la piel. |
La apitoxina se emplea medicinalmente en la apiterapia, además de por el alivio sintomático que produce, como tratamiento para diversas “enfermedades” -tipificadas en unas 1.000- , ayudando bioquímicamente en la recuperación de la salud y predisponiendo energéticamente al cuerpo para reaccionar y recobrarla eficientemente, comenzando su acción por su potente efecto antiinflamatorio, analgésico (y antibiótico local, 500.000 veces más potente que cualquier otro conocido), sin ningún efecto secundario iatrogénico salvo la posible reacción alérgica, en contraposición a los fármacos, siempre tan peligrosos.
El efecto fundamental del veneno es citotóxico, destruyendo las membranas celulares e induciendo a los receptores de dolor a percibir un daño mayor del que realmente se ha infligido. Las glándulas sinuosas, a su vez, producen una toxina ácida.
En estado puro, la apitoxina es un líquido incoloro, amargo y ácido (pH 4,5 a 5,5), con un peso específico de 1,1313. Es hidro- y ácidosoluble, pero insoluble en alcohol.
Las toxinas liberadas por la abeja provocan dolor (escozor) e irritación, pero no daño sustancial. Sin embargo, las pequeñas concentraciones de histamina pueden verse amplificadas por la secreción de la misma en las células afectadas del individuo atacado. Esto puede desencadenar un shock anafiláctico, sea instantáneamente o hasta 24 horas después de la picadura; los síntomas incluyen el ahogo, asma, taquicardia, cianosis y pérdida de conciencia. En individuos particularmente sensibles o afectados por numerosas picaduras puede provocar la muerte. Alrededor de un 2% de la población es sensible a la apitoxina, pero sólo un 0,05% se estima que sufre sensibilidad extrema.
Para evitar dicha reacción, siempre se hace un 'test de alergia' previo en la consulta del apiterapeuta: normalmente se aplica un poco de crema/pomada preparada con una base de apitoxina y si no produce eritema apreciable, se continúa aplicando una 'semipicada' de abeja: entre la abeja y la piel del paciente se interpone un dispositivo con una red finísima metálica que, nada más picar la abeja, se separa del paciente arrastrando el aguijón y el grueso de la apitoxina en él existente: de esta forma solo una pequeñísima dosis de apitoxina es inoculada, sin poder llegar a producir el improbable, pero posible, shock anafiláctico. Se aplica a continuación arcilla medicinal para minimizar al máximo el efecto del apitox.
Si todo ha ido con normalidad, se repite este último proceso a los dos días, pero ya sin aplicar arcilla y dejando un par de minutos el aguijón: si no hay reacción, existe la certeza absoluta de no padecer alergia alguna.
Tratamiento pormenorizado de urgencia ante una reacción alérgica al veneno de las abejas
y a un posible shock anafiláctico:
- Aplicar una presión con el pulgar contra la parte superior del 'philtrum', sujetando con la otra mano la cabeza del paciente por la zona cervico-occipital:
esta práctica ha sido suficiente para tratar el shock anafiláctico desde un primer momento, sin haber tenido necesidad de pasar a los tratamientos con preparados farmacéuticos que más abajo se indican. Puede completarse esta sencilla manipulación de acupresión, -y si ha mejorado el estado de la persona afectada-, con acupuntura en el Meridiano de la Vejiga, en el punto BL 52.
.- Si aún así continuase la manifestación alérgica, administrar al paciente:
- una pastilla de antihistamínico, tipo 'clorfenamina' de 4 mgr.
- dos comprimidos masticables (uno, en el caso de un niño) de 'carbonato de calcio' de aprox. 1.250 mgr
- En el caso de que se manifestase una clara sintomatología de shock anafiláctico, el paciente precisaría una inyección intramuscular profunda (o mejor, intravenosa):
- un 'corticoide' del tipo del 'fosfato de sodio', 4 mgr./1 ml. -siguiendo las indicaciones del Dr.
- 'antiserotonínico' asociado a un corticoide, tal como la ‘ciproheptadina + dexametasona’'
Conviene llegado a este último presupuesto evacuar a la mayor brevedad posible a la persona afectada hacia un centro médico bien equipado, dotado con personal cualificado y eficaz, con el fin de supervisar también cualquier otra complicación añadida que pudiera presentarse por un posible fallo del sistema cardiorrespiratorio -u otros- de la persona afectada.
El tratamiento para un caso agudo en que se utilizase adrenalina/epinefrina al 1:1.000 debería llevarse a cabo únicamente por un profesional médico cualificado y dotado de un desfibrilador, dada la posibilidad existente de inducción, por parte de esta sustancia, a la fibrilación ventricular del enfermo.
-Hay que volver a recalcar que tan sólo alrededor del 2% de la población es alérgica al veneno de las abejas, y sólo el 0,5% es propenso a producir un shock anafiláctico, si bien hay que tener en cuenta que la alta ingesta actual de preparados farmacéuticos aumenta considerablemente esta posibilidad, produciendo graves incompatibilidades con la apitoxina que de otra manera no existirían.
Sin olvidar que hay preparados en farmacia con dispositivos de auto inyección para personas alérgicas expuestas a riesgo, p.ej. en sus salidas al campo.
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