martes, 13 de diciembre de 2016

EVOLUCIÓN DE LA COMUNICACIÓN EN LOS HIMENÓPTEROS



EVOLUCIÓN DE LA COMUNICACIÓN EN LOS HIMENÓPTEROS

La colmena sólo puede funcionar como un superorganismo si todos los elementos integrantes son capaces de comunicarse entre sí. Para ello estos insectos sociales han desarrollado evolutivamente dos tipos de comportamientos. Otras sociedades de insectos, emparentados con las abejas, como son los abejorros (Bombus atratus), carecen de comunicación especializada entre sus miembros constituyentes. Bombus impatiens, B. occidentalis y B. terrrestris se observan conductas que parece emiten un mensaje:
las forrajeras exitosas cuando regresan al nido descarga su provisión y corre a través del nido, sobre las paredes, arriba y abajo, tropezando con otras compañeras.




 A veces efectúan salidas de l nido, volviendo a retornar para realizar más idas y venidas en el nido. A pesar que las compañeras del nido no prestan atención a las carreras de la forrajera, los experimentos realizados por Dornhaus et al , 1999, parecen indicar que en Bombus, el abejorro recolector emite alguna feromona que incita a otras compañeras a salir en busca de alimento y que la traída de néctar al nido es también un estímulo para salir a buscar más. También es posible que las abejas recolectoras emitan vibraciones, como pasa en las abejas sin aguijón y en las de la miel. En otras abejas sin aguijón (Trigona postica), la abeja recolectora cuando regresa a la colmena marca cada4 o 5 metros el camino, piedras, árboles, ramas... con una sustancia química segregada por sus glándulas mandibulares y que desprende un fuerte olor. Cuando entra en su nido produce un gran ruido que atrae a sus compañeras y con ellas reemprende el viaje de regreso a la fuente de alimento siguiendo las pistas olorosas previamente dejadas. 

Las abejas del género Melipona no realizan danzas para comunicarse con sus congéneres, si no que lo hacen por el sonido con vibraciones, utilizando un código semejante al Morse con el que indican la distancia de la fuente de aliento, La clave es que sonidos costos indican distancias cortas mientras que sonidos prolongados indican distancias mayores, incluso de a más de 100 metros. La dirección también se indica con la siguiente pauta: 
la abeja exploradora acompaña a las abejas reclutadas en su vuelo hacia ala fuente de alimento, pero en los primeros 20 o 30 metros hace un vuelo en zig-zag y con este quiebro se aleja de sus seguidoras, las cuales regresan a la colmena y esperan allí hasta que la exploradora retorne. Cuando lo hace, emprenden una nueva excursión con guía parcial hasta el alimento, que repiten varias veces, hasta que alguna de las recolectoras reclutadas captan el mensaje y se dirige ella sola ala alimento. Martín Lindauer, discípulo de Frisch, realizó estudios en especies filogenéticamente emparentadas con la abeja de la miel y vio que en todas las especies del género Apis, las danzas eran patrones motores que contenían toda la información necesaria sobre la distancia y la dirección de la fuente de comida. Pero observó que en la especie que se considera más primitiva Apis florea, que tiene los nidos abiertos y los panales horizontales, la dirección es expresada con referencia al la posición del sol, no realizando
transformación alguna relativa a la gravedad, por lo que Lindauer pensó que ésta sería la forma más primitiva de danza. (Lo según investigaciones de Dyes (1991), que en su estudio sobre la reconstrucción filogenética de las danzas de las abejas, concluye que Apis florea ha perdido secundariamente su habilidad de transformación ). Ninguna de las numerosas especies realiza las danzas de la abeja de la miel, aunque la pecoreadoras exitosas hacen carreras sobre el panal que excitan a sus compañeras.(Lindauer & Kerr, 1958). Otras especies emiten pulsaciones vibracionales durante las carreras, que están en relación con la distancia (Each, 1967), como en las abejas de la miel y con ellas comparten el uso de la trofalaxia.



 En conclusión, el ancestro común podría ejecutar carreras excitadas en el panal y realizar vibraciones para alertar y reclutar compañeras y transmitirles la distancia de la fuente, al tiempo que practicaba trofalaxia que identificaba el recurso. Las abejas de la miel (Apis mellifera L.1758), para proporcionar información a sus compañeras utilizan, además de las vibraciones y sonido, la danza oscilatoria dentro de la colmena y sobre los panales, en la que representan la sustancia y la dirección utilizando como referencia el sol. En algunos experimentos realizados con el género Apis, en los que se eliminaron los soportes para poder realizar la danza oscilatoria, las abejas se comunican por la emisión de sonidos, indicando la distancia relativa a la fuente de alimento.


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