Mecanismos Biológicos de Defensa Contra las Enfermedades de la Colmena
Todos los organismos tienen mecanismos biológicos de defensa contra las enfermedades. La colmena como organismo tiene una serie de mecanismos de defensa contra las enfermedades pero a su vez cada abeja en forma individual posee mecanismos de defensa contra las enfermedades.
Mecanismos de defensa de la Colmena :
Uno de estos mecanismos es la correcta incubación de la cría, manteniendo la temperatura en esa zona a 35 ± 1 º C y la humedad relativa alrededor del 70 %. Las colmenas que son más eficaces en este comportamiento mantienen niveles de supervivencia de cría más altos y menos larvas o pupas (operculadas) enfermas.
Otro mecanismo es la capacidad de retirar de la colmena las larvas enfermas o muertas. También la expulsión de todo individuo adulto débil o enfermo “Comportamiento higiénico”
El recambio de las reinas viejas o decadentes.
La expulsión de la colmena de los machos al entrar el periodo de receso.
La capacidad de resistir o tolerar la presencia de ciertos parásitos como la acariosis y varroasis.
El comportamiento mas espectacular de defensa de las colmenas reside en su capacidad de eliminar todas las larvas de origen consanguíneo apenas estas nacen, pero no por eso la colmena se autoelimina, el hecho de que la reina haya sido fecundada por mas de 10 zánganos permite su supervivencia. Si la fecundaron varios zánganos emparentados su cría será muy salteada y bajo su rendimiento como colonia, pero tiene la oportunidad de utilizar la otra ventaja mencionada; el recambio de su reina.
Otro de los mecanismos de defensa consiste en su capacidad de mantener una temperatura interior del nido adecuada a pesar que en el medio ambiente que la rodea sea muy agresivo.
También su capacidad de sobrevivir por varios meses a pesar de que el medio que lo rodee no aporte alimentos, y ni bien las condiciones mejoran estas continúan con energías renovadas.
Otro mecanismo de defensa que tienen algunas razas es su capacidad de emigrar ante una situación muy adversa.
Mecanismos de defensa de cada individuo:
Las abejas poseen un tejido en forma de membrana en el canal alimenticio medio llamada membrana peritrófica que filtra los agentes patógenos, principalmente de las bacterias y virus impidiendo de esa forma su ingreso a otros tejidos internos.
Flora intestinal: En el interior de este canal alimentario medio, en su pared, viven una serie de bacterias beneficiosas, lo que se llama la flora intestinal. Estas bacterias consumen los restos de nutrientes que quedan por allí, y a cambio fabrican vitaminas y compuestos biológicos que el epitelio intestinal absorbe y la abeja aprovecha. Este consumo de los restos de nutrientes evita que sean aprovechados por esporas de bacterias u hongos para desarrollarse.
A propósito de flora intestinal, cuando la abeja nace no la tiene, la adquiere con el consumo del polen almacenado en la colmena. Este polen lleva una serie de microorganismos que, unidos a los existentes en la colmena, y gracias al apisonado y humectación con néctar que le hacen las abejas, se trasforma en un polen ensilado, con una fermentación beneficiosa, como la del yogurt o el forraje, que lo hace más rico en nutrientes y vitaminas. Si no hay una buena recolección de polen hay problemas por falta de estos microorganismos en el intestino de las abejas (como nosotros cuando tomamos antibióticos y matamos la flora intestinal).
A propósito de flora intestinal, cuando la abeja nace no la tiene, la adquiere con el consumo del polen almacenado en la colmena. Este polen lleva una serie de microorganismos que, unidos a los existentes en la colmena, y gracias al apisonado y humectación con néctar que le hacen las abejas, se trasforma en un polen ensilado, con una fermentación beneficiosa, como la del yogurt o el forraje, que lo hace más rico en nutrientes y vitaminas. Si no hay una buena recolección de polen hay problemas por falta de estos microorganismos en el intestino de las abejas (como nosotros cuando tomamos antibióticos y matamos la flora intestinal).
Las células de la pared del intestino no solo vierten jugos digestivos, enzimas, al interior de este para hacer la digestión de los alimentos, también producen, cuando entran en contacto con virus, bacterias, parásitos o células cancerígenas, unas proteínas (glicoproteínas, citocinas), llamadas interferones porque interfieren con la capacidad de estos patógenos para entrar en la célula e infectarla.
Suponiendo que algún elemento patógeno consiga pasar las barreras descritas, una vez dentro del organismo de la abeja, esta puede poner en marcha otra serie de medidas para bloquearlo e inactivarlo. Una de ellas es rodearlo de células, formando agregados celulares que lo aíslan del resto del tejido. Cuando estos agregados celulares son muy grandes y persistentes se llaman nodulaciones.
En todos los animales hay un tejido que tiene una especial dedicación a la defensa del organismo, es el tejido linfático, una masa de células especializadas en la lucha contra invasores que circulan por todo el organismo a través de unos vasos o conductos linfáticos. En el caso de las abejas, de los insectos en general, estos vasos conducen también los nutrientes, como nuestra sangre, por eso se llama tejido “hemolinfático”. Estas células de defensa producen una enzima, la lisozima, que produce una ruptura de una parte de la pared de las bacterias (no de todas) impidiéndoles actuar infectivamente.
También hay otra serie de sustancias cuya fabricación por las células linfáticas aumenta o se activa cuando comienza una infección, son los péptidos anti-microbianos (AMP). Entre vegetales y animales se han identificado ya (2006) más de 800 de estos péptidos. Su acción principal consiste en unirse a la pared de las bacterias, disolviéndola y creando un poro que la rompe.
Antonio Gomez Pajuelo
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