Las abejas obreras recogen el néctar procedente de las flores, lo almacenan en su tórax (buche melario) y lo transportan a la colmena donde otras abejas obreras lo extraen y lo descomponen a través de varias digestiones enzimáticas (masticación y regurgitación) en compuestos sencillos, mayoritariamente glucosa y fructosa (lo que explica su aporte calórico y su sabor dulce) y un porcentaje menor de aminoácidos y minerales.
Este producto de descomposición lo depositan sobre las celdas de los paneles de cera y lo deshidratan aireando sus alas en la cálida temperatura del panal. Una vez eliminado aproximadamente el 80% de agua dan el proceso de la miel por terminado y enceran todas las celdaspara su correcta conservación.
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