viernes, 16 de diciembre de 2016

CURIOSIDADES DE LOS PRODUCTOS APÍCOLAS







Lo más interesante y curioso de los productos apícolas
Propóleos: Es una mezcla termoplástica de sustancias, en parte viscosa y pegajosa, que las abejas obreras recolectan de las cortezas resinosas y los capullos, a veces también se le conoce como cola de abeja. El propóleos contiene entre otros flavonoides, ácidos orgánicos, aminoácidos libres, numerosas vitaminas así como oligoelementos, y actúa
 como un antibiótico natural de gran eficacia que protege a las abejas de virus, bacterias y hongos a la vez que les sirve de material de construcción para reforzar la colmena.





Jalea real: Es una mezcla de sustancias espesa, blanco-amarillenta, segregada en una glándula especial de las abejas. Contiene, por ejemplo, hidratos de carbono, ácidos grasos, proteínas, aminoácidos libres, numerosas vitaminas, sales minerales y oligoelementos. Destaca especialmente por la presencia del ácido graso libre 10-HDA (ácido 10-hidroxidecenoico) que apenas se da en la naturaleza, pero que en la jalea real aparece muy concentrado. Como su nombre bien indica, la jalea real es el único alimento de las abejas reinas. El rápido crecimiento, la gran fecundidad (pueden poner hasta 2.000 huevos por día) y la longevidad de las reinas, que viven hasta seis años, se deben a la jalea real. Las otras abejas, que se alimentan de jalea real durante los primeros tres años, viven sólo de uno a seis meses.
 


 abejas libando jalea real

Polen: Son las células germinales macho de las flores que las abejas recolectan y que mezclan con su néctar y saliva convirtiéndolas en un granulado de polen que prácticamente dura toda la vida. Este granulado constituye una fuente importante de lípidos y prótidos, rico en oligoelementos, en aminoácidos esenciales, en vitaminas y minerales. El polen es una parte esencial de la alimentación de las abejas.


Pan de abeja: Es el polen fresco, recolectado en las flores, depositado por las abejas en los alvéolos y mezclado con una secreción hecha de miel, néctar y enzimas. Esto desencadena un proceso de fermentación natural que libera los componentes del núcleo del polen. El pan de abeja contiene entre otros glúcidos, lípidos y prótidos, así como aminoácidos esenciales. También forma parte de los alimentos de las abejas.





Cera: Es una mezcla de sustancias maleables y compacta, compuesta por ésteres de cera complejos, ácidos grasos normales, ácidos grasos hidróxilados e hidrocarburos. Se produce en una glándula especial de las abejas y sirve para construir y cerrar los alvéolos.



Veneno de abeja: Compuesto formado por aproximadamente un 50% de melitina con una cadena linear de aminoácidos, el polipéptido apanina así como enzimas e histamina. Una picadura de abeja estimula la formación de cortisol (HDL) en el cuerpo y la producción de glóbulos rojos en la sangre. Para las abejas es la única arma contra sus enemigos naturales.




Miel: Esta sustancia pegajosa y dulce no es sólo uno de los alimentos más antiguos de la humanidad, sino que ya se usaba en la Antigüedad como importante remedio para tratar numerosas enfermedades. Los hidratos de carbono como la fructosa y la glucosa, así como los enzimas diastasa y sacarasa, son los principales componentes. Otras sustancias importantes son los prótidos, los ácidos orgánicos, así como las sales minerales, los oligoelementos y las vitaminas. La miel constituye una parte esencial de la alimentación de las abejas.
Los lectores interesados encontrarán bibliografía sobre todos los productos apícolas



Cómo descubrió K. Lund Aagaard el propóleos
"... El año 1967 fue un año decisivo para mi trabajo sobre el mundo de las abejas. Era el 3 de junio cuando por intuición descubrí las propiedades antibióticas e inmunológicas del propóleos y decidí aplicarlas. Desde entonces, mi afán de sabiduría gira exclusivamente en torno a este tema. Estoy profundamente convencido de que esta sustancia, que hasta ahora desconocía, tiene una energía y una concentración capaces de vencer todo tipo de virus y bacterias. Ese mismo día era también la excursión estival que todos los años hace el Ayuntamiento. En realidad, debería haberme quedado en casa debido a una fuerte laringitis, pero, como jefe, tenía ciertas obligaciones y decidí ir a la excursión. El resultado fue que por la tarde tenía una fiebre de más de 40°. Por la noche fui incapaz de conciliar el sueño y en mis delirios me acordé del propóleos que había recolectado durante tantos años. Fui tambaleando hasta el armario en donde lo guardaba, cogí una gran cantidad y la machaqué en el mortero disolviendo el polvo en agua caliente. Eché la decocción en un filtro de café. Hice varias gárgaras con esta infusión amarilla como el té, y el resto me lo tomé sin pensármelo. Luego fui dando traspiés hasta la cama y me dormí. Al día siguiente todas mis dolencias habían desaparecido. ..."
Ese mismo año, Lund Aagaard decidió consagrar toda su energía a investigar sobre el propóleos.

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