El apicultor se encuentra en plena tarea en el colmenar, y de acuerdo a los objetivos determinados
previamente, se encuentra realizando los mismos.De tal manera, y una vez estabilizadas convenientemente las cámaras de cría, entre otras tareas, se encuentra preparando núcleos, tanto como para ampliar su colmenar, como para la venta de los mismos.
Habitualmente se realizan de 4 panales, conformados con una reina nueva, en postura, cría de todas las edades, abejas adheridas en los panales y suficiente miel y polen. Generalmente los núcleos que tienen como destino para la ampliación del colmenar, se realizan en colmenas para formación de núcleos, que son del mismo material y tipo de las colmenas convencionales, pero más pequeñas en lo que respecta a la capacidad de panales.
Cuando los núcleos se preparan para la venta, y con el fin de ganar tiempo, se hacen directamente en las jaulas de transporte, construidas en chapadur, teniendo la adecuada ventilación, tanto en el frente y el fondo de la jaula, como también en la tapa, la cual dispone de una malla metálica, y por donde, llegado el caso, se le puede suministrar durante el encierro de las abejas, agua con miel o azúcar.
Todo lo expresado hasta aquí, es sabido en mayor o menor medida por el apicultor, pero es conveniente tener en cuenta lo siguiente: debido al tiempo inestable que, en cierta forma se está padeciendo, es muy importante tomar los recaudos necesarios a fin de evitar hambre y mortandad en los núcleos, ya que los mismos, aún no desarrollados, no dejan de ser colmenas débiles.
Por tal motivo, hay dos puntos a los cuales el apicultor no debe dejar pasar: controlar permanentemente la alimentación, tanto miel como polen, y evitar el desequilibrio a nivel temperatura, a fin de no tener mortandad, tanto en las crías como en las abejas adultas, y para aquellos núcleos que son para la venta, asesorar convenientemente a sus clientes al respecto, para evitar futuros contratiempos.
Colmenas débiles y fuertes.
Hablando sobre organización y práctica en el manejo del colmenar, un tema al cual el apicultor no debe dejar de atender, es evitar por todos los medios, el tener colmenas débiles durante la temporada, a sabiendas que con el correr del tiempo, solo le provocará perjuicios y pérdida de tiempo.
La referencia es a tener y mantener colmenas que, en temporada, no logran desarrollarse al nivel de colmenas de producción, quedando por distintas causas, únicamente como cámaras de cría.
Todo comienza cuando el apicultor saca a sus colmenas de la invernada; en esa revisación, seguramente encuentra colmenas que invernaron muy bien, otras bien y otras regular.
A partir de esa primera revisión, el apicultor intenta, entre otras tareas, ir recuperando paulatinamente, aquellas colmenas que no han salido bien de la invernada. Para ello, trata de ir cubriendo las carencias de las mismas, ya sea a nivel de población como de alimento, para lo cual recurre a las colmenas, que ya a esa altura de la temporada, se encuentran bien desarrolladas, y en principio no les afecta mayormente, que les saquen población y miel.
Es en este punto donde el apicultor debe marcarse un lapso de tiempo límite para atender este tipo de colmenas; pues si aprecia que después de toda la ayuda que les brindó, las mismas no han conseguido recuperarse y desarrollarse, es el momento de tomar una decisión definitiva.
Esta decisión está referida a la desaparición de estas colmenas, por medio de la fusión de las mismas, ya que no tiene sentido seguir atendiendo estas colonias, que para lo único que sirven, es para demorar el trabajo del apicultor en el resto del colmenar.
En la práctica, el apicultor está perdiendo colmenas, porque con este sistema reduce su colmenar; pero cabe aclarar que lo que está haciendo es depurarlo, porque si el apicultor mantiene este tipo de colmenas, alas cuales no podrá extraerles producción, cuando llegue el momento de invernarlas, es muy probable, que las mismas no lleguen con vida a la próxima primavera, con el agravante que, por su escasa población, sean campo de cultivo, tanto para las enfermedades como para las polillas de la cera.
En cambio, con el simple hecho de fusionarlas, promediando la temporada, el apicultor aprovecha las abejas de esas colmenas y no permite que los panales, al darle utilidad, sean atacados por las polillas y teniendo colmenas fuertes, a corto plazo, recuperará aquellas que fusionó, haciendo divisiones o núcleos fortalecidos, utilizando el material que en su momento desactivó.
Columnista
Todomiel.com.ar
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