Existen diversas teorías en relación con los mecanismos o estímulos que desencadenan la “fiebre de enjambrazón”. Las más citadas y aceptadas por los diferentes autores son las siguientes:
1. Falta de espacio
2. Temperatura de la colonia
3. Hormonal o de las feromonas
4. Desequilibrio entre abejas nodrizas y pecoreadoras.
5. Sanitario
6. Instintivo de raza o genético.
7. Climatología
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1. Teoría de la falta de espacio
Se basa en suponer que la enjambrazón se produce ante un aumento de la población de abejas, que superaría la capacidad de la colmena o la de los cuadros de cera que están trabajando. En base a esta teoría se proponía combatir la enjambrazón dando mas espacio a la colmena, mediante la adición de alzas y cuadros con cera. La experiencia demuestra que es una medida paliativa que no consigue frenar la “fiebre de enjambrazón”.
2. Teoría de la temperatura de la colonia
Algunos apicultores han intentado relacionar incrementos en la temperatura interior de la colonia con la enjambrazón. De hecho, el termino “fiebre de la enjambrazón” se debe a que se determinó que en el momento de la salida del enjambre la temperatura interior de la colonia rondaba los 40 °C. Por ello se
propugnaba “poner las colmenas a la sombra” o protegerlas durante los periodos de calor del verano. Al igual que frente a la teoría anterior, la experiencia demuestra que esta medida es totalmente inútil, y que las abejas
disponen de mecanismos muy adecuados para mantener la colonia dentro de unos limites de temperatura idóneos y acordes con la estación del año, la población disponible y el nivel de cría. Mecanismos que incluyen la creación de corrientes de aire en el interior de la colonia, para lo que las abejas baten enérgicamente las alas desde la piquera, reforzado la circulación desde los cuadros o la tabla del fondo, y la dispersión o pulverización de agua en el interior de la colonia.
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3. Teoría hormonal o de las feromonas
La teoría de las feromonas en la “fiebre de la enjambrazón” tiene su base en la segregación por parte de la reina de la “feromona real”. Variaciones en el nivel de secreción de esta feromona podrían estar relacionadas con la enjambrazón y con la estimulación para producir nuevas reinas. El nivel de secreción, la intensidad y tal vez otras cualidades de la feromona real parecen estar en relación con la edad de la reina. Cuando la reina es vieja, el nivel de secreción es muy bajo, pudiendo llegar incluso a desaparecer. Hay otros factores que podríamos denominar “extrínsecos” que influyen sobre la “dispersión” de la ferormona por la colonia, y de esta forma afectan a este factor de cohesión, como son:
- Un incremento importante de la población, lo que hace que las abejas "tocan" a menos feromona real.
- Bloqueo de la reina en unos determinados panales, para efectuar una puesta intensiva, relacionada con una importante entrada de néctar en la colonia
- Bloqueo mecánico de la reina, que la impide transitar por determinadas zonas de la colonia. Por tanto, a partir de esta teoría podemos actuar sobre “la enjambrazón" por varias vías:
-Dando un volumen adecuado a la colonia, para no interferir el reparto de la feromona real.
-Evitando tener reinas muy envejecidas, lo que por otra parte influye sobre la puesta, ya que ésta decae también con la edad. Según estimaciones en colonias con reina de 1 año de edad enjambran el 20%, a la edad de 2 años el 40% y las de más de 2 hasta el 80%. Sin embargo el solo hecho de la edad de la reina no explica suficientemente la enjambrazón, porque aparte de la variación en el nivel de secreción de feromona podrían intervenir otros factores como el número de huevos que pone la reina, y por tanto el número de abejas pecoreadoras en relación con las nodrizas, que como se sabe va decayendo con la edad.
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4. Desequilibrio entre abejas nodrizas y pecoreadoras.
BIBLIOGRAFÍA
Dadant et al. (1975) La colmena y la abeja melífera. Ed. Hemisferio Sur. Montevideo. 936 pp.
Davies, R.G. (1988): Introducción a la entomología. Ed. Mundi-Prensa. Bilbao. 499 pp.
Nieto Nafría, J. M. & M. P. Mier Durante (1985): Tratado de entomología. Ed. Omega. Barcelona. 599
Posiblemente la teoría mejor fundamentada en cuanto a las causas de la enjambrazón es la que afirma se debe a la pérdida de un cierto equilibrio en la colonia entre el número de abejas nodrizas y pecoreadoras, a favor de las primeras, de tal forma que cuando este se rompe, por un incremento importante en el número de abejas nodrizas, se produce la enjambrazón. Para analizar esta teoría hay que considerar una serie de factores bien conocidos, como son:
-Desde la puesta del huevo al nacimiento de la abeja obrera transcurren 21 días. Durante otros 21 días la abeja es nodriza, y a partir de esa fecha hasta los 50 días de vida media durante las épocas de mielada, la abeja es pecoreadora.
-En los momentos de mayor ovificación la reina puede llegar a poner hasta 2.000 huevos diarios. Si se hace una cuenta imaginaria de nacimientos y defunciones en una colmena fuerte, bien salida de la invernada, con reina fecunda que alcance el máximo de puesta a las cinco o seis semanas la ovificación, puede comprobarse como a las tres semanas de llegar al máximo de puesta el número de abejas menores de 21 días casi duplica al de pecoreadoras. Este momento coincide con el inicio del deseo de enjambrar A favor de esta teoría esta el hecho de que las abejas que enjambran son precisamente, las pecoreadoras, que abandonan la colonia con la vieja reina, acompañada, muchas veces de reinas jóvenes, lo que ocasiona el consiguiente perjuicio para la capacidad de producción de miel de la colonia.
5 Sanitario
Es sabido que en determinadas condiciones sanitarias, o por deficiencias en la colmena o habitáculo de la colonia, se produce un abandono que aunque no puede ser calificado en puridad como una enjambrazón, sin embargo ocasiona la perdida de mayor o menor cantidad de abejas, en ocasiones sin que quede ninguna en la antigua colonia. En otros casos queda un pequeño número de abejas con su correspondiente reina. La intensidad de este abandono o “pseudoenjambrazón” depende del motivo sanitario que induce a la colonia a esta huida, que obedece más a un deseo de supervivencia que a un instinto de multiplicación.En general las diferentes enfermedades y parasitosis, cuando alcanzan un determinado umbral, frente al cual la colonia se encuentra impotente para controlarlo, dan lugar a este abandono.
6 Instintivo, de raza o genético.
Se han identificado determinadas razas o subespecies de abejas que tienen una mayor tendencia a la producción de enjambres, lo que parece estar ligado a un factor genético, que no ha sido tipificado.
aún Como se sabe la abeja pertenece al género Apis, especie mellifera, y dentro de ella existen diferentes razas, como son la A. m. mellifera, la A. m. ibérica, la A. m. cárnica, la A. m. lingustica, la A.m. caucásica. Mediante cruces selectivos de razas se han logrado abejas que incorporan los caracteres más favorables de sus antecesores, en cuanto a producción de miel, fertilidad, resistencia a enfermedades, docilidad o tendencia a la enjambrazón. Por ejemplo, la abeja “Buckfast” da una cosecha aceptable y tiene una enjambrazón fácil de controlar, siendo además muy dócil.
7 Climatológico
La abundancia de néctar es un factor que incide de diversas maneras en la enjambrazón. Pero además las floraciones “fuera de época”, unidas a temperaturas anormalmente altas para una determinada temporada, son circunstancias que generan un cierto desconcierto en la colonia e inducen a la enjambrazón. Junto a esto es conocido que la climatología acelera o retrasa, e incluso impide el proceso natural e instintivo de la enjambrazón. Después de un año climatológicamente malo al siguiente las colmenas enjambran más, aunque no se dispone de una teoría sólida que permita explicar esta situación, el fenómeno se ha relacionado con la edad de las reinas o con la producción de ferormona.
Dadant et al. (1975) La colmena y la abeja melífera. Ed. Hemisferio Sur. Montevideo. 936 pp.
Davies, R.G. (1988): Introducción a la entomología. Ed. Mundi-Prensa. Bilbao. 499 pp.
Nieto Nafría, J. M. & M. P. Mier Durante (1985): Tratado de entomología. Ed. Omega. Barcelona. 599
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