especies vegetales, en líneas generales podemos considerar que su composición sería 50% de bálsamos y resinas, 35% de cera, 10% de aceites esenciales y un 5 % de polen. Ese 50% es el que contiene los principios activos, y en esa fracción se han logrado separar ya cerca de 200 compuestos, de los cuales prácticamente la mitad son compuestos fenólicos (principalmente flavonoides) a los que se les atribuyen propiedades curativas o farmacológicas.
A grandes rasgos podemos decir que los flavonoides son pigmentos vegetales con una importante acción antioxidante; absorben la radiación electromagnética en la zona UV –VIS, por lo que constituyen una protección natural para las plantas contra la radiación UV del sol (al propóleos se le atribuye entonces un efecto protector sobre la piel). Por otra parte, presentan una barrera química de defensa contra microorganismos ( hongos, bacterias y virus).
Estos compuestos, al igual que otros volátiles que forman parte del propóleo pueden perderse por la acción de la temperatura , así como a la prolongada radiación UV por lo que deberemos tener el máximo cuidado tanto en su producción y recolección como en su posterior manejo.
La caracterización del propóleo viene dada por sus características organolépticas, así como por diversos parámetros físico-químicos. En el primer caso se determinan normalmente el aspecto, consistencia, impurezas mecánicas, color, olor y sabor; en el segundo los análisis más habituales son: humedad, punto de fusión, contenido en ceras, propóleos e impurezas mecánicas; sustancias minerales, índice de oxidación, índice de yodo, índice de acidez, basicidad, ester y pH, así como el análisis cualitativo de flavonoides, y cuantitativo de fenoles totales.
El color dependerá de su origen floral, apareciendo tonalidades amarillas, pardas, verdosas, castañas, rojizas, negruzcas. En general los propóleos claros son los más apreciados. En cuanto al olor éste debe ser resinoso y más o menos suaves o aromáticos. El sabor debe ser básicamente picante.
La cera y las mezclas mecánicas no contienen principios activos y su elevada presencia depreciara el producto; una forma simple de determinar la calidad de una muestra en el campo consiste en oprimir una pequeña parte entre los dedos índice y pulgar. Si sentimos consistencia terrosa la muestra es de poca calidad por la presencia de un exceso de mezclas mecánicas, si es demasiado maleable tendrá una cantidad excesiva de cera por lo tanto su calidad será también inferior.
Aspectos de la producción.
El éxito tanto en calidad como en cantidad de propóleos obtenido depende de una interrelación de factores que juegan un papel fundamental en este tipo de producción:
1. Flora y clima
2. Raza de abeja que utilicemos
3. Métodos de recolección
4. Sanidad de la colmena
Flora y clima.
Las sustancias resinosas origen de los propóleos proceden de diversas especies vegetales (de los brotes, exudados resinosos, …), principalmente de álamos, castaños, abetos, sauces, pinos, abedules, etc. Por ello, es lógico que en las explotaciones establecidas en bosques naturales, las abejas acumulen mas propóleos que en aquellas establecidas en zonas de cultivos intensivos. Es importante también que los colmenares se ubiquen lejos de zonas donde existan cultivos en los que se apliquen tratamientos plaguicidas y lejos de vías de comunicación terrestre, ya que en algunos casos se han reportado contaminaciones con plomo.
Habrá que tener en cuenta que siempre será mayor la predisposición y almacenamiento en zonas frías y ventosas que en zonas cálidas (a excepción de la abeja africanizada en zonas tropicales que recolectan permanentemente).
Raza
Con respecto al tipo de raza de abeja, sabemos que la mas propolizadora es la Apis mellifera caucásica, la abeja gris originaria de las montañas del Cáucaso, que llega a producir en ocasiones una exagerada propolización lo que dificulta las visitas de aquellos que no abren sus colmenas regularmente. La abeja italiana (A. m. ligustica) es la menos propolizadora aunque en zonas ventosas y frías con bosques o alamedas son buenas productoras de propóleos. En el valla argentino de Río Negro, Neuquen y Mendoza, limite con Chile, se obtienen rendimientos de 300 a 500 gramos/colmena /año de propóleos de excelente calidad.
En cuanto a la A. m. mellifera o abeja negra nativa o criolla tiene muy buenas aptitudes de propolización debido a su permanente agresividad y rusticidad, cualidades que influyen sobremanera en su instinto de sellar grietas y fijar partes de la colmena.
Con respecto a la raza cárnica es muy poco propolizadora a pesar de su gran capacidad de adaptación a todos los climas.
En definitiva a la hora de elegir debemos tener en cuenta la adaptación de la raza a nuestra zona de producción.
Método de recolección.
Raspado
Tradicionalmente se ha venido utilizando el sistema de raspado de cabezales, cajones, etc. Este método es cada vez más desaconsejable, debido a que el propóleo contiene mayores impurezas y posibles contaminantes (resultados de algunos estudios realizados sobre calidad desaconsejan este método de extracción).
Cuando se procede a recolectar propóleos por la técnica del raspado, es conveniente emplear elementos o espátulas de poco filo y de acero inoxidable; cuando se emplean elementos de hierro, este componente forma complejos con los principios activos del propóleos, disminuyendo su calidad.
También es importante tener en cuenta la ubicación del mismo en la colmena: el propóleos de piquera, a pesar de su fácil obtención y acceso, es un propóleos que ha perdido gran parte de sus propiedades, ya que al estar expuesto al medio ambiente, la acción del aire y el sol produce oxidaciones que disminuyen su calidad. También el propóleos de techo suele estar acompañado de mucha cera, mientras el propóleos de piso, contiene demasiadas impurezas.
Es conveniente tomar el propóleos depositado en las paredes internas de la colmena o de los laterales y cabezales de los cuadros, ya que poseen mayor concentración de resinas y se encuentra mas protegido.
Nunca raspar en las zonas donde haya pintura sobre la madera, ya que contaminaría el producto.
Mallas
La recolección debe ser efectuada mediante el empleo de mallas que optimicen el proceso y garanticen la obtención de un producto exento de impurezas y contaminantes.
Podemos optar entonces por el uso de mallas matrizadas plásticas en espacios de 4,5 mm. fabricadas específicamente para el almacenamiento de propóleos; éstas se utilizan sobre los cabezales de los cuadros debajo de la entretapa de la colmena. O bien la típica tela mosquitera plástica que tiene el mismo resultado (en pruebas realizadas en Argentina no se ha encontrado diferencias de rendimiento entre una y otra.).
Este último tipo de trampa es el más empleado en Argentina , se ubica igualmente en la parte superior de la última alza, por debajo del techo. Como la abeja propolizará los espacios intermarcos (refiriéndonos a colmenas Dadant o Langstroth) es bueno cortar la malla un poco mas ancha de la superficie de la colmena de modo que cuando sellen los primeros espacios podamos correrla y así completar toda su superficie. Es ideal contar con dos mallas por colmena para así efectuar el intercambio cuando realizamos la recolección. Sobre todo si no volveremos al colmenar por unos días.
La producción con mallas tiene la ventaja de no producir ninguna modificación en el resto de las producciones de la colmena, invitando a la abeja a propolizar sin alterar el funcionamiento normal de la misma. Con él contamos además con el propóleos suficiente para su protección y además un excedente para nuestra producción de mayor calidad.
Colector Inteligente de Propóleos.
En las últimas campañas se ha puesto en funcionamiento en Argentina y Brasil un nuevo sistema de recolección, el llamado C.I.P. (colector inteligente de propóleos).
Se trata, a grandes rasgos, de un dispositivo en forma de cajón del tamaño de la colmena pero cuyos laterales no son tablas de madera, sino un juego de listones de madera y “guías” móviles (con espacios para la propolización). El propóleo se
recoge de las aberturas mediante un cuchillo bien afilado o un punzón y a medida que éstas se van llenando se transfieren las guías (llevan un dispositivo de protección contra el sol y la lluvia). El CPI se puede colocar en sustitución de la cámara de cría, transfiriendo los cuadros, o bien sobre el mismo sustituyendo la primera alza.
A pesar de ser un dispositivo diseñado para producir propóleos en gran cantidad, algunas experiencias han mostrado efectos contrarios, las cosechas han sido bajas y se ha producido una importante pérdida de colmenas.
Para que funcione correctamente es necesario unas condiciones óptimas; es decir, contar con la abeja apropiada en la zona apropiada y con mucha oferta de propóleos. Por ejemplo, en abeja italiana utilizando el C.I.P. se ha visto en diversas situaciones que la estresa terriblemente y emigra.
El problema de este tipo de colectores o sistemas radica en la intención por parte del apicultor de obligar o forzar a la abeja a propolizar; sumándose a ello la baja calidad de propóleos obtenido debido a la permanente exposición del mismo al medio ambiente (a pesar de las protecciones), donde sufre deterioros por acción de la luz, aire y temperaturas. En este sentido es indiscutible la mejor calidad de propóleos del interior de la colmena.
Esta claro que al obligar a propolizar sacrificaremos sin lugar a dudas nuestra producción de miel y cera, lo cual va en contra de la formación o enseñanza apícola que hemos recibido. En definitiva pensando como apicultor y defensor de nuestras abejas, considero importante la actitud de invitar en lugar de obligar a nuestras abejas a propolizar.
Higiene y sanidad.
En cuanto al manejo adecuado de las colmenas que vamos a elegir para producir propóleos, es de suma importancia que se trate de colonias sanas y fuertes a los efectos de no tener que recurrir a curas con productos que generen residuos tóxicos.
Hay que tener en cuenta entonces los programas de tratamientos contra Varroa, loque, etc. para compaginarlos con la producción de propóleos. En Argentina, por ejemplo, al final de la temporada es cuando se produce la mayor entrada de propóleos y será necesario entonces evitar el tratamiento con oxitetraciclina Este es un gran problema al que se enfrenta el apicultor que trabaja la colmena de acuerdo a las necesidades para la producción de miel.
Recolección, almacenado y conservación.
En la manipulación del propóleos es importante cuidar del mismo cuando abrimos la colmena y retiramos la malla para hacer una revisión o bien la cosecha de miel. En este último caso, debemos tratar de no exponer la malla mucho tiempo al sol y lo que es fundamental, el cuidado al usar la bufadora para retirar a las abejas del alza melaria o piso, por posibles residuos de plomo que pueden producir las emanaciones del motor que llevamos como mochila. Será conveniente pues disponer de bandejas de plástico o de madera para depositar las mallas, tanto en las inspecciones como en las operaciones de recogida de las mallas.
La recolección, sobre todo en el caso del raspado, se deberá hacer con las manos y las espátulas limpias de restos de miel, tierra,… o cualquier otra sustancia que pueda contaminarlo.
Evitar en el momento de recoger el producto hacer grandes “bolas” de propóleos, que además de compactarlo y perder así calidad, hacen más difícil su posterior manipulación.
Una vez cosechado debe ser guardado en envases (de cartón, vidrio o plástico atóxico; evitar ubicarlo en envases de metal), que lo protejan de los gases de combustión del vehículo empleado para su traslado, del polvo y humedad ambiente y del sol.
Una vez en casa, procedemos a enrollar las mallas tipo diplomas y disponerlas dentro del congelador o freezer por espacio de 1 o 2 horas. En este lapso de tiempo el propóleos habrá obtenido un consistencia tal que al desenrollar las mallas se desprenderá de las mismas con gran facilidad.
Una vez obtenido el propóleos bruto es conveniente no apelmazarlo, para lo cual se recomienda no embalar mas de un kilogramo por partida.
Recordemos una vez más que debemos tener en cuenta protegerlo contra: la
absorción de humedad (la humedad excesiva en el propóleos, favorece el desarrollo de algunas especies de hongos (Aspergillus, Penicillium), en la superficie del mismo, lo que se manifiesta por la presencia de capas blancas y verdosas; estos hongos pueden generar toxinas que son perjudiciales para la salud) ; la temperatura ambiente excesiva; el contacto con el aire y la acción de la luz, (sobre todo radiación UV) y el ataque de insectos. Por todo ello lo conveniente sería almacenarlo en frascos de vidrio de color ámbar de preferencia a las bolsas de polietileno. Pero una opción aceptable son las bandejitas plásticas que se utilizan para productos alimenticios. No se debe envasar en cajas o envases que hayan contenido otros productos, (y menos si son pesticidas, plaguicidas, productos químicos, etc.), que pueden contaminar el propóleos. También se debe evitar emplear bolsas de polietileno con inscripciones, cuya tinta contenga metales pesados que pueden incorporarse al propóleos.
Los locales deben estar limpios, ventilados, libres de roedores e insectos, etc.
La temperatura idónea para su conservación es de 15º C, a fin de evitar las pérdidas de los componentes volátiles del mismo que contribuyen a sus propiedades.
Hay que tener en cuenta que el propóleo cosechado con exceso de cera, favorece el desarrollo de la polilla de la cera, lo que deteriora el producto. Al respecto, es necesario colocar el propóleos por 48 horas a –15ºC antes de envasarlo, para degradar los huevos de la polilla.
Resumiendo: su almacenamiento debe realizarse en un lugar seco, fresco y oscuro teniendo en cuenta los detalles antes descritos.
A grandes rasgos podemos decir que los flavonoides son pigmentos vegetales con una importante acción antioxidante; absorben la radiación electromagnética en la zona UV –VIS, por lo que constituyen una protección natural para las plantas contra la radiación UV del sol (al propóleos se le atribuye entonces un efecto protector sobre la piel). Por otra parte, presentan una barrera química de defensa contra microorganismos ( hongos, bacterias y virus).
Estos compuestos, al igual que otros volátiles que forman parte del propóleo pueden perderse por la acción de la temperatura , así como a la prolongada radiación UV por lo que deberemos tener el máximo cuidado tanto en su producción y recolección como en su posterior manejo.
La caracterización del propóleo viene dada por sus características organolépticas, así como por diversos parámetros físico-químicos. En el primer caso se determinan normalmente el aspecto, consistencia, impurezas mecánicas, color, olor y sabor; en el segundo los análisis más habituales son: humedad, punto de fusión, contenido en ceras, propóleos e impurezas mecánicas; sustancias minerales, índice de oxidación, índice de yodo, índice de acidez, basicidad, ester y pH, así como el análisis cualitativo de flavonoides, y cuantitativo de fenoles totales.
El color dependerá de su origen floral, apareciendo tonalidades amarillas, pardas, verdosas, castañas, rojizas, negruzcas. En general los propóleos claros son los más apreciados. En cuanto al olor éste debe ser resinoso y más o menos suaves o aromáticos. El sabor debe ser básicamente picante.
La cera y las mezclas mecánicas no contienen principios activos y su elevada presencia depreciara el producto; una forma simple de determinar la calidad de una muestra en el campo consiste en oprimir una pequeña parte entre los dedos índice y pulgar. Si sentimos consistencia terrosa la muestra es de poca calidad por la presencia de un exceso de mezclas mecánicas, si es demasiado maleable tendrá una cantidad excesiva de cera por lo tanto su calidad será también inferior.
Aspectos de la producción.
El éxito tanto en calidad como en cantidad de propóleos obtenido depende de una interrelación de factores que juegan un papel fundamental en este tipo de producción:
1. Flora y clima
2. Raza de abeja que utilicemos
3. Métodos de recolección
4. Sanidad de la colmena
Flora y clima.
Las sustancias resinosas origen de los propóleos proceden de diversas especies vegetales (de los brotes, exudados resinosos, …), principalmente de álamos, castaños, abetos, sauces, pinos, abedules, etc. Por ello, es lógico que en las explotaciones establecidas en bosques naturales, las abejas acumulen mas propóleos que en aquellas establecidas en zonas de cultivos intensivos. Es importante también que los colmenares se ubiquen lejos de zonas donde existan cultivos en los que se apliquen tratamientos plaguicidas y lejos de vías de comunicación terrestre, ya que en algunos casos se han reportado contaminaciones con plomo.
Habrá que tener en cuenta que siempre será mayor la predisposición y almacenamiento en zonas frías y ventosas que en zonas cálidas (a excepción de la abeja africanizada en zonas tropicales que recolectan permanentemente).
Raza
Con respecto al tipo de raza de abeja, sabemos que la mas propolizadora es la Apis mellifera caucásica, la abeja gris originaria de las montañas del Cáucaso, que llega a producir en ocasiones una exagerada propolización lo que dificulta las visitas de aquellos que no abren sus colmenas regularmente. La abeja italiana (A. m. ligustica) es la menos propolizadora aunque en zonas ventosas y frías con bosques o alamedas son buenas productoras de propóleos. En el valla argentino de Río Negro, Neuquen y Mendoza, limite con Chile, se obtienen rendimientos de 300 a 500 gramos/colmena /año de propóleos de excelente calidad.
En cuanto a la A. m. mellifera o abeja negra nativa o criolla tiene muy buenas aptitudes de propolización debido a su permanente agresividad y rusticidad, cualidades que influyen sobremanera en su instinto de sellar grietas y fijar partes de la colmena.
Con respecto a la raza cárnica es muy poco propolizadora a pesar de su gran capacidad de adaptación a todos los climas.
En definitiva a la hora de elegir debemos tener en cuenta la adaptación de la raza a nuestra zona de producción.
Método de recolección.
Raspado
Tradicionalmente se ha venido utilizando el sistema de raspado de cabezales, cajones, etc. Este método es cada vez más desaconsejable, debido a que el propóleo contiene mayores impurezas y posibles contaminantes (resultados de algunos estudios realizados sobre calidad desaconsejan este método de extracción).
Cuando se procede a recolectar propóleos por la técnica del raspado, es conveniente emplear elementos o espátulas de poco filo y de acero inoxidable; cuando se emplean elementos de hierro, este componente forma complejos con los principios activos del propóleos, disminuyendo su calidad.
También es importante tener en cuenta la ubicación del mismo en la colmena: el propóleos de piquera, a pesar de su fácil obtención y acceso, es un propóleos que ha perdido gran parte de sus propiedades, ya que al estar expuesto al medio ambiente, la acción del aire y el sol produce oxidaciones que disminuyen su calidad. También el propóleos de techo suele estar acompañado de mucha cera, mientras el propóleos de piso, contiene demasiadas impurezas.
Es conveniente tomar el propóleos depositado en las paredes internas de la colmena o de los laterales y cabezales de los cuadros, ya que poseen mayor concentración de resinas y se encuentra mas protegido.
Nunca raspar en las zonas donde haya pintura sobre la madera, ya que contaminaría el producto.
Mallas
La recolección debe ser efectuada mediante el empleo de mallas que optimicen el proceso y garanticen la obtención de un producto exento de impurezas y contaminantes.
Podemos optar entonces por el uso de mallas matrizadas plásticas en espacios de 4,5 mm. fabricadas específicamente para el almacenamiento de propóleos; éstas se utilizan sobre los cabezales de los cuadros debajo de la entretapa de la colmena. O bien la típica tela mosquitera plástica que tiene el mismo resultado (en pruebas realizadas en Argentina no se ha encontrado diferencias de rendimiento entre una y otra.).
Este último tipo de trampa es el más empleado en Argentina , se ubica igualmente en la parte superior de la última alza, por debajo del techo. Como la abeja propolizará los espacios intermarcos (refiriéndonos a colmenas Dadant o Langstroth) es bueno cortar la malla un poco mas ancha de la superficie de la colmena de modo que cuando sellen los primeros espacios podamos correrla y así completar toda su superficie. Es ideal contar con dos mallas por colmena para así efectuar el intercambio cuando realizamos la recolección. Sobre todo si no volveremos al colmenar por unos días.
La producción con mallas tiene la ventaja de no producir ninguna modificación en el resto de las producciones de la colmena, invitando a la abeja a propolizar sin alterar el funcionamiento normal de la misma. Con él contamos además con el propóleos suficiente para su protección y además un excedente para nuestra producción de mayor calidad.
Colector Inteligente de Propóleos.
En las últimas campañas se ha puesto en funcionamiento en Argentina y Brasil un nuevo sistema de recolección, el llamado C.I.P. (colector inteligente de propóleos).
Se trata, a grandes rasgos, de un dispositivo en forma de cajón del tamaño de la colmena pero cuyos laterales no son tablas de madera, sino un juego de listones de madera y “guías” móviles (con espacios para la propolización). El propóleo se
recoge de las aberturas mediante un cuchillo bien afilado o un punzón y a medida que éstas se van llenando se transfieren las guías (llevan un dispositivo de protección contra el sol y la lluvia). El CPI se puede colocar en sustitución de la cámara de cría, transfiriendo los cuadros, o bien sobre el mismo sustituyendo la primera alza.
A pesar de ser un dispositivo diseñado para producir propóleos en gran cantidad, algunas experiencias han mostrado efectos contrarios, las cosechas han sido bajas y se ha producido una importante pérdida de colmenas.
Para que funcione correctamente es necesario unas condiciones óptimas; es decir, contar con la abeja apropiada en la zona apropiada y con mucha oferta de propóleos. Por ejemplo, en abeja italiana utilizando el C.I.P. se ha visto en diversas situaciones que la estresa terriblemente y emigra.
El problema de este tipo de colectores o sistemas radica en la intención por parte del apicultor de obligar o forzar a la abeja a propolizar; sumándose a ello la baja calidad de propóleos obtenido debido a la permanente exposición del mismo al medio ambiente (a pesar de las protecciones), donde sufre deterioros por acción de la luz, aire y temperaturas. En este sentido es indiscutible la mejor calidad de propóleos del interior de la colmena.
Esta claro que al obligar a propolizar sacrificaremos sin lugar a dudas nuestra producción de miel y cera, lo cual va en contra de la formación o enseñanza apícola que hemos recibido. En definitiva pensando como apicultor y defensor de nuestras abejas, considero importante la actitud de invitar en lugar de obligar a nuestras abejas a propolizar.
Higiene y sanidad.
En cuanto al manejo adecuado de las colmenas que vamos a elegir para producir propóleos, es de suma importancia que se trate de colonias sanas y fuertes a los efectos de no tener que recurrir a curas con productos que generen residuos tóxicos.
Hay que tener en cuenta entonces los programas de tratamientos contra Varroa, loque, etc. para compaginarlos con la producción de propóleos. En Argentina, por ejemplo, al final de la temporada es cuando se produce la mayor entrada de propóleos y será necesario entonces evitar el tratamiento con oxitetraciclina Este es un gran problema al que se enfrenta el apicultor que trabaja la colmena de acuerdo a las necesidades para la producción de miel.
Recolección, almacenado y conservación.
En la manipulación del propóleos es importante cuidar del mismo cuando abrimos la colmena y retiramos la malla para hacer una revisión o bien la cosecha de miel. En este último caso, debemos tratar de no exponer la malla mucho tiempo al sol y lo que es fundamental, el cuidado al usar la bufadora para retirar a las abejas del alza melaria o piso, por posibles residuos de plomo que pueden producir las emanaciones del motor que llevamos como mochila. Será conveniente pues disponer de bandejas de plástico o de madera para depositar las mallas, tanto en las inspecciones como en las operaciones de recogida de las mallas.
La recolección, sobre todo en el caso del raspado, se deberá hacer con las manos y las espátulas limpias de restos de miel, tierra,… o cualquier otra sustancia que pueda contaminarlo.
Evitar en el momento de recoger el producto hacer grandes “bolas” de propóleos, que además de compactarlo y perder así calidad, hacen más difícil su posterior manipulación.
Una vez cosechado debe ser guardado en envases (de cartón, vidrio o plástico atóxico; evitar ubicarlo en envases de metal), que lo protejan de los gases de combustión del vehículo empleado para su traslado, del polvo y humedad ambiente y del sol.
Una vez en casa, procedemos a enrollar las mallas tipo diplomas y disponerlas dentro del congelador o freezer por espacio de 1 o 2 horas. En este lapso de tiempo el propóleos habrá obtenido un consistencia tal que al desenrollar las mallas se desprenderá de las mismas con gran facilidad.
Una vez obtenido el propóleos bruto es conveniente no apelmazarlo, para lo cual se recomienda no embalar mas de un kilogramo por partida.
Recordemos una vez más que debemos tener en cuenta protegerlo contra: la
absorción de humedad (la humedad excesiva en el propóleos, favorece el desarrollo de algunas especies de hongos (Aspergillus, Penicillium), en la superficie del mismo, lo que se manifiesta por la presencia de capas blancas y verdosas; estos hongos pueden generar toxinas que son perjudiciales para la salud) ; la temperatura ambiente excesiva; el contacto con el aire y la acción de la luz, (sobre todo radiación UV) y el ataque de insectos. Por todo ello lo conveniente sería almacenarlo en frascos de vidrio de color ámbar de preferencia a las bolsas de polietileno. Pero una opción aceptable son las bandejitas plásticas que se utilizan para productos alimenticios. No se debe envasar en cajas o envases que hayan contenido otros productos, (y menos si son pesticidas, plaguicidas, productos químicos, etc.), que pueden contaminar el propóleos. También se debe evitar emplear bolsas de polietileno con inscripciones, cuya tinta contenga metales pesados que pueden incorporarse al propóleos.
Los locales deben estar limpios, ventilados, libres de roedores e insectos, etc.
La temperatura idónea para su conservación es de 15º C, a fin de evitar las pérdidas de los componentes volátiles del mismo que contribuyen a sus propiedades.
Hay que tener en cuenta que el propóleo cosechado con exceso de cera, favorece el desarrollo de la polilla de la cera, lo que deteriora el producto. Al respecto, es necesario colocar el propóleos por 48 horas a –15ºC antes de envasarlo, para degradar los huevos de la polilla.
Resumiendo: su almacenamiento debe realizarse en un lugar seco, fresco y oscuro teniendo en cuenta los detalles antes descritos.
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