sábado, 18 de marzo de 2017
FLUJO DE NÉCTAR Y POLEN FENOLOGÍA
Los nectarios son órganos glandulares, formados por células epidérmicas modificadas, que constituyen protuberancias de membranas delgadas en las que existen numerosos poros. La anatomía microscópica de los tejidos de los nectarios parece ser básicamente igual en todas las especies. Las células son muy pequeñas, amontonadas, y les faltan vacuolas o son muy pequeñas. Pueden presentarse dos tipos de nectarios: florales (que se hallan en la flor), y extra florales (que están ubicados fuera de la flor).
El azúcar se elabora en las hojas verdes, bajo la acción de la luz solar (fotosíntesis). En el proceso de la floración, algunas reservas de sustancias nutritivas de la planta (especialmente carbohidratos), se concentran en la flor, en vista de la formación del fruto. Al mismo tiempo, mediante los pelos absorbentes de la raíz, la planta toma agua del suelo, que lleva disueltas diversas sustancias; algo de esta agua atraviesa los nectarios, se enriquece en azúcares solubles, y es segregada en forma de gotitas de néctar.
Aunque existe notable variación en la composición del néctar, principalmente por su origen botánico, se le considera una solución de azúcares, como: glucosa, fructosa, levulosa y, predominantemente, sacarosa, con cantidades pequeñas de sales minerales, prótidos, aceites aromáticos, vitaminas y pigmentos en diferentes proporciones, haciendo que cada néctar tenga propiedades particulares.
El polen también es producido por plantas de reproducción sexual, aunque hay muchas diferencias, tanto en la calidad como en la cantidad que lo producen. Pérez, et al, (1991), encontraron que la composición química del polen está dada principalmente por: proteínas, grasas, carbohidratos, vitaminas y sales minerales, siendo muy variable, dependiendo de su origen botánico, época del año, condiciones climáticas y área geográfica en que se encuentre. Ellos observaron que en el polen colectado por abejas africanizadas, en Chiapas, México, la cantidad de proteínas varía de 17.64% a 32.87%, siendo el promedio de 23.31%. El estudio demostró que en todas las muestras analizadas estuvieron presentes 16 aminoácidos 10 de ellos esenciales.
También se encontró que el contenido de sales minerales varió entre 2.03% a 3.3%. Keller et al (2006), mencionan que el polen de diferentes especies puede variar considerablemente en cuanto a su contenido proteico, mostrando valores que varían entre el 2.3%, en caso del polen del ciprés y 61.7%, en la especie Dodecatheon clevelandi. Por otro lado, calcularon el contenido de cenizas (minerales), de polen norteamericanos, encontrándolo entre 0.9% y 6.4% de su peso. Para las abejas, la disponibilidad de los recursos florales (néctar y polen), es muy variable, ya que están en dependencia de las condiciones ambientales. Por lo general, presentan una disponibilidad temporal anual, es decir, que en alguna temporada del año hay abundancia floral, la que permite a las abejas almacenar grandes cantidades de miel, la cual será preservada para alimentar a toda la colonia de abejas durante todo el año, hasta la siguiente temporada de abundancia de recursos.
Manejo de la colmena durante el flujo de néctar
Después de un periodo de falta de recursos alimenticios, las colonias de abejas estarán con poblaciones reducidas. Por lo tanto, los apicultores deberán preparar previamente sus colonias para recibir las floraciones con abundantes abejas y tener buenos rendimientos (pre cosecha). En condiciones naturales o cuando el apicultor no prepara sus colonias, las abejas se estimulan cuando detectan las primeras floraciones. Este estímulo hace que la reina ponga más huevos, lo cual se traducirá en mayor población, sin embargo, es frecuente que en algunas regiones al inicio de la temporada de abundancia se presenten floraciones intensas, lo cual servirá para mejorar las condiciones poblacionales de la colonia, pero no para almacenar mucha miel. Debido a la abundancia de recursos alimenticios durante la temporada de floración, las colonias de abejas se fortalecen considerablemente, por lo que el apicultor debe estar atento a las necesidades de espacio de sus colmenas. En esta temporada es preferible que las colonias tengan espacio de más y no que les falte. La falta de espacio provocará en la reina africanizada el instinto de formar enjambres y evasión. Este comportamiento puede ser evitado ofreciendo a la colmena espacio suficiente.
bibliografía.
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