sábado, 24 de noviembre de 2018

APITOXINA PRODUCCIÓN



La apitoxina es el veneno secretado por las obreras de varias especies de abejas, que lo emplean como medio de defensa contra predadores y para el combate entre abejas. En las especies venenosas, el ovipositor de las obreras se ha modificado para transformarse en un aguijón barbado.

  No es una sustancia simple, sino una mezcla relativamente compleja. Aunque los efectos suelen atribuirse a la acidez del compuesto, en realidad el ácido fórmico apenas está presente, y sólo procede de una de las dos glándulas implicadas en la secreción del veneno. Una de estas secreciones es ácida. No obstante, la más activa de ellas aparece como un líquido fuertemente alcalino formado por una mezcla de proteínas, principalmente el polipéptido citotóxico melitina (fórmula química: C131H229N39O31).
  Se emplea a veces medicinalmente —en la llamada apiterapia o apitoxoterapia—, como tratamiento complementario o alternativo, para el alivio sintomático del reumatismo y otras afecciones articulares, por las pretendidas propiedades anti inflamatorias del péptido 401, la apamina, eficaz supresora del dolor, y de la melitina, que actúa sobre el sistema inmunológico corrigiendo ataques de anticuerpos hacia las articulaciones.
Secreción
  Es secretada por los ejemplares hembra de varias especies de abeja, que utilizan el aguijón ( que en origen era el ovipositor) ​para inocularla. No sólo las obreras disponen de ella, sino también las reinas, aunque es raro que éstas empleen su aguijón. Las abejas siempre que se sienten amenazadas utilizan el aguijón.

La secreción proviene de varias glándulas ubicadas junto a la base del aguijón; éstas están compuestas de células dotadas de canalículos, y morfológicamente recuerdan a dos sacos unidos a tubos cilíndricos, que conducen la secreción hasta el extremo del aguijón. La configuración exacta varía; en las ApinaeAndrenidae y Bombinae los tubos se unen cerca de su origen, mientras que en VespinaePolistinae y Eumeninae desembocan por separado. A su vez, en SphecinaePhylantinae y Cabroninae presentan ramificaciones. Una delgada cutícula aísla el veneno secretado de los tejidos sensibles.
Además de los tejidos secretores ubicados en la sección tubular, las abejas poseen un segundo grupo secretor, llamado glándulas sinuosas, que en algunas especies aparece morfológicamente integrado.
  • Secreción forzada
Dada la importancia que la apitoxina tiene para usos médicos se dispone para el proceso de obtención de la materia prima de equipos electrónicos construidos especialmente para obtenerla, básicamente consisten en una placa de vidrio cubierta por una rejilla por donde pasa una corriente eléctrica intermitente, cuando una abeja pasa por encima recibe una pequeña descarga que le produce el efecto de aguijonear el vidrio y depositar una gota de veneno, esto produce una reacción en cadena que hace que cientos de otras abejas hagan lo mismo y el vidrio se vaya cubriendo de gotas de veneno, después de unos minutos se desconecta el equipo y se recogen los vidrios que más tarde y después de secados son raspados para obtener un polvo blanco que es el veneno que será procesado por la industria. 
Composicion
Las glándulas principales secretan un líquido fuertemente alcalino, compuesto en un 52% por melitina; además de ésta, contiene apamina (una neurotoxina), adolapina (un analgésico), fosfolipasa (una enzima que destruye la membrana celular atacando los fosfolípidos que la componen, inactiva la tromboquinasa e inhibe la fosforilación oxidativa), hialuronidasa (un vasodilatador y hemolítico, que ayuda en la dispersión del veneno), histamina, dopamina y noradrenalina.
El efecto fundamental del veneno es citotóxico, destruyendo las membranas celulares e induciendo a los receptores de dolor a percibir un daño mayor del que realmente se ha infligido. Las glándulas sinuosas, a su vez, producen una toxina ácida.

usos
La apitoxina ejerce acción analgésica y antiinflamatoria. Esto impulsó el uso de este veneno como terapia alternativa en casos de reumatismo. Además, ha mostrado algunas propiedades inmunoactivantes, lo que favoreció su experimentación como coadyuvante en la esclerosis múltiple. Sus efectos sobre la salud aún no han sido objeto de estudio sistemático, por lo que no está autorizada como medicamento.
La apiterapia - alopática - usa dosis de apitoxina de 0,5 ml que contiene unos 500 gamma o microgramos que corresponden al veneno de 5 abejas obreras adultas.
 Produccón
En España las fechas de recolección va desde  marzo a septiembre
 Hoy en día está generalizada la obtención de apitoxina por medio de la estimulación de la abeja por una corriente eléctrica, que la incita a aguijonear, depositando una gota de veneno en un vidrio desde donde pueda extraerse, permitiendo que el animal continúe con vida. 
La abeja recibe un estímulo eléctrico de características muy especiales y precisas. El desarrollo de estos estimuladores, fueron adaptados en su diseño a nuestro medio (clima, floración y raza de abejas), así como el uso de trampas muy mejoradas, que nos dan como resultado, la obtención de una sustancia suficientemente  pura y en cantidades importantes. Debe tenerse en cuenta que para obtener un gramo de apitoxina, se necesitan aproximadamente 15.000 aguijoneadas.
El veneno así obtenido, pasa luego por un proceso de secado y desengrasado, para ser después almacenado en condiciones óptimas en frascos ámbar y a 3-4 grados centígrados de temperatura.
Si bien el aparato electrónico no debe tener muchas variantes, dado que el tipo e intensidad de corriente deben ser únicos, puede haber una infinita variedad en lo que respecta al diseño de las trampas (lugar donde la abeja deposita la apitoxina).

 
  La recolección de veneno consta de dos partes             
 trabajo de campo o cosecha  
 extracción. Para el trabajo de campo se necesitan 2 elementos: un estimulador y un número determinado de trampas (normalmente un estimulador puede servir entre 20 y 40 trampas)

                El estimulador debe tener una construcción muy precisa y elementos de lectura y controles adecuados. Tenemos que pensar que estamos trabajando con seres vivos, que se encuentran en diferentes estados de ánimo, según el día y la época del año, por lo tanto no podemos manejar estímulos siempre iguales. Los estimuladores deben tener medidores para el amperaje y el voltaje, y deben tener controles para modificar el voltaje, la intensidad, la frecuencia y el tiempo de estimulación. Todos estos valores deben ajustarse cada día de trabajo, de acuerdo al estado de las colmenas, y muy a menudo durante la misma cosecha.
 En cuanto a las trampas, puede haber una infinidad de diseños, de acuerdo a la preferencia del productor. Hoy utilizamos una trampa fija, superior con 3 vidrios, conectada permanentemente a la instalación eléctrica general, que se aisla mediante una puerta corrediza del resto de la colmena, actuando como entretapa, por debajo del techo. Es una trampa de muy buen rendimiento, que utiliza las abejas que están dentro de la colmena y muy práctica de usar. El inconveniente que tiene es su costo, ya que se necesita una trampa por colmena, pero se ahorra mucho tiempo en la cosecha. Con este sistema obtenemos por cosecha aproximadamente 150 mgs por colmena.

Después  de unos 30 minutos de estimulación, corremos todas las puertas corredizas, lo que nos da una gran tranquilidad de manejo, y extraemos los vidrios con el veneno cristalizado. Lo acondicionamos en cajas de madera, bien protegidos del sol y humedad, y los llevamos lo antes posible al lugar de extracción. No deben pasar más de 8 horas entre la cosecha y la extracción. El operador en la extracción debe estar adecuadamente protegido con máscara para polvos, lentes protectores, túnica descartable y guantes, o si no, preferentemente, se hace la extracción en una campana de vidrio hermética, ya que la apitoxina, manejada en esas cantidades puede ser sumamente peligrosa. Se raspan los vidrios, y el contenido se pesa y se acondiciona en botellas de vidrio color ámbar, en heladera. El producto así acondicionado puede ser apto durante 4 o 5 años.
 trampa de piquera utilizada para dos colmenas

se necesitan aproximadamente unas setenta colmenas para producir un gramo de apitoxina, el cual se comercializa a valores que rondan entre los 80 y 100 dólares promedio, mientras que en otros países como Rusia se habla de 40 dólares el gramo.
Las colmenas deben ser fuertes y presentar excelentes condiciones sanitarias.
La apitoxina es el producto mas estable de la colmena, resiste altas temperaturas, si esta bien envasada casi no necesita cadena de frío, aunque por una cuestión protocolar los envíos se realizan con frío y luego se la conserva de manera refrigerada.

 Referencias:

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