domingo, 12 de marzo de 2017

PRINCIPIOS BÁSICOS DE NUTRICIÓN APÍCOLA



Se calcula que la relación entre las plantas y sus polinizadores, comenzó a desarrollarse desde la era del cretáceo, hace más o menos 100 millones de años. Cuando concurrentemente las plantas con flor y los insectos pasaron por una etapa de gran expansión (Butler, 1954). Desde entonces, las relaciones entre plantas y polinizadores se han ido estrechando y especializando, al grado que actualmente existen relaciones altamente dependientes, es decir que ni la planta ni el polinizador puede prescindir uno del otro, tal es el caso de la relación existente entre las orquídeas y las abejas Euglosas. Estas relaciones planta – polinizador se han estrechado a diferentes niveles, dependiendo de varios aspectos, entre ellos: la fisiología de los interactuantes, las condiciones ambientales y los beneficios que se intercambian. 
En este sentido, podemos encontrar plantas que por su tipo de reproducción no necesitan en lo absoluto de ningún agente polinizador; otras los necesitan de manera parcial, y otras más, que los necesitan de manera obligada, como las plantas de reproducción sexual con flores diferenciadas sexualmente.

La polinización se puede dar en distancias muy cortas cuando la planta es hermafrodita y posee los dos tipos de gametos. En este caso se habla de autogamia o auto polinización. También se puede dar en distancias muy largas, como en el caso cuando el polen es liberado al viento para que lo arrastre a las plantas hembras que necesitan este polen. El maíz podría ser uno de estos casos. Existen muchos agentes polinizadores como: la lluvia, el viento, pájaros, murciélagos e insectos, entre otros. 
Sin embargo, la polinización entomófila (por insectos), es de las más especializadas, pero no todos los insectos que viven o visitan las flores son polinizadores; algunos de ellos son muy pequeños, otros son ladrones de los recursos que ofrecen las flores, y otros son destrozadores de las flores. Los únicos que pueden considerarse como auténticamente polinizadores pueden ser: coleópteros, lepidópteros, dípteros y, sobre todo, los himenópteros, de los cuales el representante más conocido es la abeja melífera.

Para que esta relación sea provechosa para los interactuantes de la polinización, ambos deben tener algún beneficio de tal relación. Con esta relación, las plantas consiguen el enorme beneficio de propiciar la fecundación sexual de sus flores, asegurando con ello la formación de frutos y semillas fértiles y, en consecuencia, la preservación de la especie. Las abejas se benefician de la relación al obtener sus alimentos de las flores que visitan.

Los alimentos naturales de las abejas
 Como hemos explicado en la relación planta-abeja, éstas también se benefician al obtener de las plantas el néctar y el polen que son los alimentos naturales que les sirven para mantener sus colonias y sobrevivir. Por otro lado, las abejas también obtienen de las plantas sitios de anidación o refugio, y también resinas que las abejas colectan para impermeabilizar o reforzar sus nidos. En las temporadas de alta disponibilidad de recursos (principalmente miel y polen), las abejas los colectan en abundancia y los almacenan en sus panales para el mantenimiento de toda la colonia de abejas, incluyendo las temporadas en que hay deficiencia y ausencia total de recursos en el medio que los rodea. Los alimentos naturales que las abejas colectan, generalmente son suficientes para llenar sus necesidades nutritivas. En la naturaleza existen plantas que producen polen que podrían contener niveles bajos de nutrientes o incluso en algunos casos, es posible encontrar plantas que tienen polen o néctar con contenidos altos de sustancias tóxicas, como los alcaloides. Dos de los factores más importantes en la regulación de la población de las colonias de abejas son: la disponibilidad de recursos del entorno, y las reservas que la colonia posea. Así pues, vemos que las poblaciones disminuyen durante las temporadas de escasez de alimentos, lo cual permite a la colonia no agotar sus reservas, y poder llegar al siguiente ciclo de floración en condiciones adecuadas de población, para resurgir como una colonia muy poblada. Sin embargo, cuando hay necesidad de suplementar alimentos artificiales, hay que recordar que en lo que se refiere al polen y miel, hasta ahora ningún producto sustitutivo le es fisiológicamente superior.

bibliografía.

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